martes, 4 de septiembre de 2012

México: Otra vez el poder político se junta con los caciques contra el pueblo pobre.



por Dra. María Van Doren icm.

En uno de mis blogs he platicado sobre el escándalo que está pasando en un pueblo del estado de Puebla, en la diócesis de Tehuacán, en Chilac, donde los caciques que desde tiempo oprimen a la población por el poder que está en sus manos en relación con ‘la tierra’, ‘el agua’, ‘las fabricas’, ’los talleres’… Tristemente en este caso, los tres grandes partidos se han juntado, en especial porque perdieron en este pueblo, Chilac, en las últimas elecciones, donde el pueblo votó por el PT, el único partido que apoya el interés del pueblo, mientras los demás, por sus intereses, defienden a los ricos y la Iglesia oficial, ni tiene el valor para defender a los pobres, más todavía, no sigue defendiendo a su sacerdote que ha denunciado el asesinato de un pobre campesino hace unos meses por manos de caciques.

Los datos brevemente: Tehuacán, una región muy indígena, tiene todavía mucho caciquismo, ricos que tienen la mayor parte de los terrenos en manos, que manejan las granjas y fabricas, que tienen mayormente el poder sobre el agua que ha sido siempre un problema en esta región porque el suelo es muy poroso (por eso también tienen muy buenos refrescos, pero también por eso hay muchos problemas con los riñones). Todo el valle de Tehuacán tenía mucha importancia en el tiempo de los aztecas, y era reconocido por su cultura del maíz. Toda la región es todavía muy indígena en todo sentido: la lengua local, los rasgos de la gente, la mentalidad y las costumbres, la cosmovisión y muchas características en su práctica religiosa. Pero los que tienen el poder en manos mayormente, político y económico o, no son de descendencia indígena o, todavía peor, han negado y traicionado su tradición y más, al pueblo, a su gente. Les conviene más jugar juntos con los que dominan en la región y en el país.

Mientras los partidos fuertes han dirigido Tehuacán desde tiempo, tomando turnos, no preocupándose demasiado para la gente del campo, y menos para el pueblo en la montaña (yo lo he visto de cerca, viviendo casi quince años entre el pueblo indígena en la sierra). El interés de los partidos para el pueblo se limitó en general, a visitarlo alrededor de las elecciones, prometiendo el cielo y ganando engañosamente al pueblo sencillo, demasiado creyendo estas promesas. En las pasadas elecciones de julio, el PT ganó en Chilac, el partido que sí, se preocupe para el bienestar de todos/as. Por eso, en los últimos años han logrado unos 3 asentamientos alrededor de Chilac, en tierras baldías por años, donde la gente pobre lograron tener un pedacito de terreno, con una casita chiquita pero que era su propiedad y no mas propiedad de un/a u otro/a rico/a. Lograron entonces, de su gobierno local, tener acceso a agua y electricidad. Los caciques, aunque no usan mucho de su terreno y por eso muchos están baldíos (con los indígenas hay una ley del pueblo por la cual que cada terreno, grande o chiquito, que no se usa por algunos años, debe regresar a la comunidad, una ley, que me parece, muy justa e humana). El gran problema que surgió ahora en el pueblo es consecuencia de esta situación social.

Hace unos meses, unos 5 caciques, entre ellos una mujer poderosa, se acercaron a uno de estos asentamientos y empezaron a quitar los postes de luz que se estaban poniendo. Uno de los dueños de una casita, un hombre muy sencillo y pobre, les preguntó por qué estaban quitándolos. Lo empezaron a agredir, pidieron que se acercara. Se lanzaron sobre él, lo tiraron al piso y lo patearon hasta que se quedó muerto, eso a la vista de su familia y de otros vecinos. También el dictamen del doctor atestiguó que el hombre murió de patadas, y el cuerpo lo mostró suficientemente. Aunque ahora están diciendo que el hombre se cayó sobre una piedra y se mató. O, están convenciéndose a sí mismos que así pasó, para tranquilizar su conciencia, o están mintiendo con el argumento que se usa demasiado en Mexico: “tu palabra contra la mía”, para quitarse el castigo. Y, como la mayoría, tristemente, nunca acepta culpa sino lo dan siempre a los/as demás (tiene la culpa los E.U., Europa, el vecino que no me quiere, el enemigo que me mandó el mal ojo etc.), así están ahora también manejando este triste asunto, y con dinero, favoritismo y amigos importantes (la señora tiene buenas relaciones con el actual gobernador de Puebla), los culpables ganaron con el apoyo de los tres partidos de Tehuacán, el PRI, el PAN, y tristemente tambien el PRD, y salieron de la cárcel, supuestamente no culpables del asesinato (aunque en el dictamen del medico se quedo claro que el hombre murio de las patadas).

En el entierro, el párroco, el padre Tacho Hidalgo Miramón, originario de Chilac, muy querido por la gente, con una pastoral excepcional (yo trabajé años con él en San Antonio Cañada, y tengo amistad con el más de 30 años), tenía que denunciar el asesinato, defender a los pobres, y apoyar como párroco a su gente contra el abuso de los que tienen el dinero y el poder, denunciar el asesinato y decir a la gente lo que el evangelio y el ser cristiano/a implica. No le queda ningún otro camino: ser profeta, denunciar la maldad y anunciar la Buena Nueva de Jesús. Su tarea es proclamar a Jesús y su proyecto: tratar de hacer una comunidad de justicia, de equidad e igualdad, de paz verdadera, de vida en abundancia para todas y todos y no para el puñito de gente que en general en Mexico está dirigiendo y disfrutando de la enorme riqueza que tiene este país, como pocos países en el mundo… ¿Encontramos este proyecto mucho en nuestro país, un país mayormente cristiano?

Los culpables lograron salir de la cárcel muy pronto por el poder que tienen, por el dinero que pueden, ¡generosamente!, siempre gastar cuando están en apuros, y por la traición del poder local a su pueblo necesitado e indefenso. Porque saben que en general pueden fácilmente acabar con la resistencia del pueblo sencillo y porque conocen al padre Tacho, como todos/as sus amistades lo llaman de cariño, que no deja nunca de defender a los necesitados/as, por eso se lanzaron sobre él y tratan ahora a acabarlo, de quitarlo del pueblo. Lo han calumniado en la prensa, en internet, en la tv… y tienen naturalmente dinero para hacerlo (recordamos como lo hacen tan fácilmente en nuestro país a nivel nacional…), y han ido enseguida al obispo de Tehuacán para convencerlo de quitar al padre, dejando al padre Tacho como un criminal, mala persona, culpable, fracasado, víctima de su maldad… fundamentándose en la homilía del entierro, en la cual el padre tenía que hablar contra esta abominación del asesinato del campesino pobre a manos de caciques.

¡Otra vez violencia! Aquí nos encontramos otra vez con una violencia grande, una violencia que el país está sufriendo enormemente y sin fin, porque violencia tiene muchas caras, y los del poder (civil y eclesial) están en muchos casos usándola erróneamente y por su propio provecho. ¿Qué entendemos por “violencia” y por “paz”? Quitando el padre de la parroquia no va a quitar el dolor que sufre esta familia que perdió su padre, no va a quitar el coraje del pueblo por la injustica que otra vez sufren y van a dejar al pueblo otra vez más indefenso contra la explotación y dominación de los partidos políticos y el poder económico, y en el futuro éstos entonces tienen más poder para seguir oprimiendo a la mayoría de los campesinos e indígenas de la región. ¿Qué violencia están haciendo, permitiendo en este pueblo? ¿Qué violencia contra el padre, por todos los chismes, mentiras y agresiones? ¿Y, esta gente del poder se proclama ‘cristianos/as? ¿Esta gente está aceptada como cristianos/as? ¿Esta gente están apoyados por los líderes eclesiales? ¿Líderes de qué Iglesia? ¿Iglesia de Jesús?

No entiendo que un obispo, el pastor de sus sacerdotes, y el pastor de la gente de su diócesis, no es capaz de tomar posición en una situación de injusticia, poniéndose sin dudar al lado de la justicia (hubo un homicidio atestiguado), al lado de los pobres que sufren injusticia continuamente desde los/as del poder, al lado de su sacerdote que es un pastor excelente de su pueblo… Quitando al padre, es cederse a la presión de los poderosos, es declarar abiertamente que el sacerdote no tiene razón y tampoco el pueblo que es víctima de asesinatos. Así pasó con Jesús. No es verdad que lo mataron para quitar nuestros pecados (¿Quienes se atrevan a decir que no tienen pecado? ¿Leemos en el Evangelio que Jesús lo pidió a los que querían condenar y matar a la mujer acusada de adulterio?); ni lo mataron para pagar una supuesta deuda que tenemos con Dios Padre. Jesús murió, lo mataron por su compromiso con el pueblo, con el proyecto de Dios en el mundo: tratar de construir otra sociedad de justicia, de vida para todas y todos…

¡Cuánta violencia provocamos cuando justificamos el mal, la maldad de nosotros/as mismos/as y todavía mas trágica, la maldad de los/as que tienen poder! Cada vez cuando nos callamos frente a injusticias y abusos, cada vez que tapamos maldades, cada vez que no reaccionamos cuando gente sufren, cada vez cuando queremos supuestamente ‘paces’, cuando queremos contentar los/as que reclamen su poder, cada vez provocamos otra violencia, y muchas veces una violencia mucho mayor a la primera: una violencia contra la dignidad humana de personas, una violencia contra la integridad de gente, una violencia contra otras personas, dignas y nobles pero sin defensa contra los y las que tienen las riquezas de las propiedades en este mundo.

Justicia verdadera. Pedimos que estas injusticias que están pasando en Chilac, se conozca nacionalmente, porque así sufre en general, el pueblo y los indefensos por todos lados en nuestro país. Queremos que haya de verdad justicia en este asunto: castigo para los que asesinaron, reconocimiento de los derechos legales del pueblo pobre en Chilac y en todo México, reparación para el padre Tacho, que ha sido injustamente calumniado y que están haciendo un daño grande. Queremos que se terminen estos actos de violencia que siguen multiplicándose en nuestro país, una violencia que tiene, repito, una multitud de caras, e inconscientemente, por conveniencia, o por cobardía, estamos apoyando y multiplicándola. No es posible. Protestamos y exigimos un trato honesto y justo.

Tristemente, muchas veces apoyamos (in)directamente las injusticias del poder por un mal entendimiento de las virtudes cristianas, como el amor, la libertad, la paz, el perdón, la justicia… que nos hacen sumisa y esclavizada, que nos hacen soportar todo y toda… lo que Jesús ni quería decir ni lo hizo, porque así conviene a los del poder y sabemos que la religion, toda religion, apoya mucho a los que gobiernan y ellos lo saben y lo manipulan (reflexionemos lo que pasó antes y durante las elecciones, con la visita del papa etc.) ¿Cuánta gente piensan que es mejor callarse que protestar, ser víctima que reaccionar, tapar maldades que denunciar (el caso de la pedofilia), ser humilde que exigir la dignidad y la capacidad de gente, aceptar opresión y explotación que hacer gente libre, perdonar que exigir justicia, tener tranquilidad interior y en los grupos que hacer crecer a las personas… ¡Mal entendido el valor de estas fuerzas cristianas!, y/o manipulación de la autoridad, también eclesial, para consolidar el poder perverso que aniquila a un pueblo, a las personas. Jesús, repito, lo mataron por protestar estos errores, por protestar contra los abusos de la autoridad, y por exigir la dignidad de cada una y cada uno.

Yo escribo este texto por mi propia cuenta, nadie me lo obligó, nadie me lo pidió. Lo escribo porque estoy sumamente indignada por lo que está pasando en la región donde di lo mejor de mi vida, y donde pude convivir con el pueblo indígena de la Sierra Negra por muchos años, un pueblo sencillo, noble, grande y bueno. Estoy todavía más indignada por el “querer supuestamente paz”, por placer a gente de poder y dinero, por quitarse supuestamente de más problemas y ataques, tal vez por miedo por lo que está pasando…, de nuestra autoridad eclesial porque así se puede vender al pueblo sencillo provocando más abusos contra ellos; vender a su sacerdote, un sacerdote comprometido hasta el último, con el pueblo por la causa de Jesús y de su Evangelio, un hombre noble y un pastor extraordinario.

Ojala, a tiempo los que deben actuar en este caso, disciernan bien y elijan el camino de Jesús y de la justicia, para un pueblo tan castigado y flagelado últimamente por la violencia.

Dra. María Van Doren icm.

Fuente: Apia Virtual

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