martes, 28 de mayo de 2013

La raíces religiosas de la futura África Unida.


Honorio Cadarso

El escritor camerunés Jean-Paul Pougala, director del Instituto de estudios geoestratégicos y profesor de Sociología en la Universidad de la Diplomacia de Ginebra, ha intentado aplicar a África la reivindicación del Papa Juan Pablo II, que pretendía que se aceptase el cristianismo como una señal de identidad de Europa. El busca una religión que cumpla ese mismo papel para África, y que no es ni el cristianismo ni el islamismo, que han entrado en África con violencia, sino la religión originaria de los africanos, el culto a sus antepasados.

Laopold Sedar Senghor ridiculiza y anatematiza el sentido de la solidaridad y generosidad africana, que hace de todos los africanos una familia, más allá de los lazos de consanguinidad de la familia tal como la concebimos los europeos. La solidaridad, la fraternidad, se convierten así para Sedar Senghor en una ilusión, una utopía, una abstracción. Solo cuenta el individualismo y egoísmo feroz que preconiza la civilización importada de Europa.
África ha sido traicionada por muchos de sus intelectuales, a la cabeza de todos ellos Sedar Senghor, católico, académico de la Academia francesa, Primer presidente de Senegal puesto por los colonizadores franceses. A la manera de Sedar Senghor, la mayoría de los intelectuales africanos pusieron todo su saber y su empeño en perennizar la perpetuidad del régimen colonial en África.

Senghor intenta separar al Dios cristiano de los antepasados, que son la única divinidad de su cultura ancestral, y así, al quitarles a sus dioses, deja a los africanos huérfanos, les roba su identidad, terminan por no saber en qué se han convertido. Esta operación convierte a los intelectuales de estilo de Sanghor en traidores, “negros buenos”, soporte colonial y subprefectos de Francia. Según Pougala, Senghor tuvo algo que ver en la eliminación y asesinato de todos los intelectuales que en su época no se plegaron a este trabajo.

Pougala recoge aquí su versión de la religión tal como se concibe en Japón. Temerosos de ser absorbidos por la cultura china y el confucianismo chino, hacia el siglo VI los japoneses promocionaron el mismo estilo de la religiosidad africana, el culto a los antepasados. Y luego, frente a los europeos, la convirtieron en religión del estado, e hicieron del monte Fuji su monte sagrado, en 1868. Veían en ello la única manera de preservar la identidad nacional de Japón.

La religión ancestral africana, “la primera religión de la humanidad, puesto que Africa es la cuna de la humanidad” es la religión de la paz, el diálogo y el perdón. Mientras que el Islam y el Cristianismo han sido introducidos en África por la violencia, la religión africana ha sido llevada por los hijos de África a todo el mundo sin violencia, sin proselitismo. Perseguidos y masacrados por los europeos y otros colonizadores, los africanos han respondido siempre con el perdón y la paz.

Hoy, África, para superar el terrorismo cristiano y musulmán, deberá evitar cualquier caricatura de su religión original, y adaptarla a la cultura moderna. Y este es el trabajo de sus intelectuales. Por poner un ejemplo, ante el fenómeno del urbanismo que hace desaparecer las aldeas, cada ciudad debería dedicar un parque al culto a los antepasados, en sustitución del bosque donde cada aldea rural acudía a venerar a sus antepasados.

Sin esa vuelta a su religión ancestral, África se convertirá cada vez más en una manada de lobos o en una bandada de buitres, a imagen y semejanza de la Europa colonizadora.

La vuelta a sus orígenes permitirá a África superar
1) el fatalismo que considera el trabajo como una maldición;

2) el individualismo que a estilo cristiano considera la pobreza como una bendición.

3) La falta de patriotismo de los europeos, que están destruyendo el estado en aras del egoísmo más rabioso.

“Somos lo que es nuestra familia, nuestro país, nuestro continente. Si ellos son pobres, si ellos son sin papeles, todos nosotros lo somos también. Si traicionamos a nuestros antepasados, seremos capaces de cometer cualquier otra traición” asegura Pougala criticando así a los que hacen la pelota a los europeos, se convierten a religiones venidas de fuera, etc.

Pougala da por seguro que pronto África será un continente respeto en el concierto de las naciones más poderosas. “Pronto seremos de los que cuentan en el mundo. Lo seremos con nuestra propia identidad, o como simios de los otros? ¿Serán las lenguas africanas parte de nuestro orgullo y de nuestra identidad? Y sobre todo, ¿puede haber una África orgullosa de sí misma y respetada sin su propia religión?”

Fuente: ATRIO

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