Honorio Cadarso
Navegando un poco a la deriva por Internet, a la búsqueda de referencias al socialismo “real” en sus relaciones con la iglesia y las religiones en general, es fácil encontrarse con páginas sobre Cuba y Tanzania, dos países en los que el dilema, tesis-antítesis entre ateísmo y religión, iglesia y poder civil socialista, se ha planteado y se está planteando en vivo y en directo. Y no faltan tampoco, de rebote, algunas alusiones de pasada hacia Vietnam…
Importa subrayar, de entrada, que se trata de situaciones reales, de encuentros sobre el terreno, no de construcciones en torno a un futurible triunfo del socialismo en este o aquel país. Militantes del partido comunista y creyentes de esta o aquella religión no pueden eludir el encuentro y la obligación de cohabitar y colaborar en trabajos, proyectos, gestión de empresas y colectividades.
Francisco Oves, arzobispo de La Habana, proclamaba en 1978, en el Festival Mundial de la Juventud, que “el clima social de nuestra nación (Cuba) resulta más acorde con las exigencias evangélicas de fraternidad de Cristo” y se preguntaba “cómo podemos ayudar a viabilizar el compromiso de los cristianos en la realización progresiva de esa sociedad más justa, si presentamos la fe cristiana como algo necesariamente hostil a la misma?”.
En fechas próximas a este mensaje del arzobispo Oves, el arzobispo de Hanoi, Vietnam, señaló en el Sínodo de Obispos que “la fe cristiana se expresó en otros tiempos en el pensamiento griego y romano, y ahora debe ser reelaborada en categorías de pensamiento contemporáneo en el cual el aporte marxista constituye un hito fundamental”.
Walfredo Piñera Corrales, sacerdote cubano, reflexiona a este respecto, aludiendo a la Teología de Liberación, que se trata de una línea teológica que no tiene sentido en la isla de Cuba; y que tampoco le sirve a los católicos cubanos una teología pastoral importada de otros contextos sociales.
En su opinión, se precisa un reenfoque teológico en los países en revolución: concretar tareas sociales del cristianismo, abandonar la prédica abstraccionista…El Reino de Dios se comienza a realizar aquí y ahora mismo.
“¿Cómo podremos demoler los prejuicios y recelos entre formas de amar al ser humano que producen seres humanos como el Che Guevara y Camilo Torres, entre Monseñor Oscar Romero y Salvador Allende?” se pregunta el sacerdote cubano, quien reclama además que apliquemos aquí las consignas de Jesús en Marcos 9,37-40 y en Lucas 9 49-50.
Pero todo esto nos suena quizá a un pasado demasiado olvidado aunque no tan lejano. Entre medio está el mazazo de Juan Pablo II en Puebla: su dictamen crítico hacia la Teología de la Liberación a la que considera una moda peligrosa y falaz. Un papa beatificado que, frente a la propuesta del arzobispo de la Habana Oves que opina que “el comunismo es indestructible, hay que aprender a convivir con él”, sentencia fulminante y dogmáticamente que el comunismo PUEDE Y DEBE ser destruido”. Y con este dictamen declara abierta una larga etapa de hostilidad hacia los regímenes socialistas cuyos resultados estamos constatando en estos tiempos de crisis galopante en lo económico y de catástrofe ecológica a la vista.
Pero no perdamos la esperanza, lo nuestro es esperar contra toda esperanza, según no sé quién.
Navegando por Internet, uno se entera de que un tal Julius Nyerere, que trajo a Tanzania la independencia y un socialismo a la africana, que apoyó a Nelson Mandela y combatió a Idi Amin. que fue uno de los miembros más activos del Movimiento de Países no alineados, que puso en marcha en su país un socialismo de cuño africano, desligado de las fórmulas de la URSS y otros países socialistas, ese tal Julius Nyerere está propuesto para ser declarado santo de la Iglesia católica. Ese tal Julius Nyerere integró de una manera muy natural a musulmanes, cristianos y animistas de su país en la común tarea de construir un país partiendo de cero.
Y por cierto que no nos vendría nada mal a los simpatizantes del socialismo tener en los cielos un abogado y mediador, aunque no sabemos si San José María Escribá de Balaguer, con todo su poder e influencias, lo permitirá. Pero de momento rezaremos la jaculatoria de “San Julius Nyerere, ruega por nosotros”. Y le invocaremos junto a los otros santos en las letanías de los santos, y en las rogativas para pedir al cielo que nos salve del capitalismo financiero y del desastre ecológico.
Fuente: ATRIO
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