domingo, 30 de junio de 2013

Corrupción vaticana: por primera vez, la Iglesia no frena a la justicia italiana.

POR JULIO ALGAÑARAZ


Es un giro clave, alentado por el Papa argentino. El hecho permitió la caída, el viernes, de un jerarca de la curia.
La alianza de hecho entre el Papa argentino y la justicia italiana ha sido fundamental para destapar la olla podrida que existe dentro del IOR, el Instituto para las Obras de Religión, el banco del Vaticano. La nueva era de colaboración ha permitido el arresto–bomba de monseñor Nunzio Scarano, alto prelado al frente de una organización que a través de movimientos de cuenta ilegales en el IOR reciclaba dinero sucio y otras maniobras. Por primera vez no hubo clausuras que durante decenios impidieron a los magistrados averiguar cómo el banco vaticano violaba las leyes italianas amparándose en la extraterritorialidad de la Santa Sede.
La prensa difundió ayer las interceptaciones telefónicas y ambientales que demuestran cómo monseñor Scarano dirigía las maniobras que lo convirtieron en un rico propietario inmobiliario y de valiosas obras de arte, con cuentas bancarias millonarias.
Monseñor Scarano, arrestado el viernes junto con un espía de los servicios secretos y un intermediario financiero, había organizado una alianza con al menos 56 empresarios de Salerno, su ciudad, y en particular con la familia de armadores de naves de Paolo y Cesare D’Amico.
Los D’Amico tenían en cuentas suizas unos 40 millones de euros y Scarone organizó una expedición fallida con el agente secreto Giovanni Zito para que trajera en un avión privado, amparándose en la inmunidad de su cargo en los servicios de inteligencia, veinte millones de euros para su amigo Paolo D’Amico. La idea era hacer “desaparecer” la suma en una de las cuentas en el IOR de monseñor Sacarone.
Pero el intermediadio Givoanni Carenzio se tiró atrás cuando debía consignar la suma millonaria y Scarone debió pagarle igual los 400 mil euros de “honorarios” al espía 007 Zito.
El monseñor, que era jefe de contabilidad analítica de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede, se especializaba también en cambiar billetes de 500 euros en contante por cheques circulares de 10 mil euros que le entregaban los empresarios salernitanos e iban a parar a sus cuentas del IOR bajo el rubro “beneficencia”.
Durante meses la policía tributaria, la Guardia de Finanzas, armó el cuadro de la acción para reciclar dinero negro de monseñor Scarano escuchando las llamadas telefónicas o con interceptaciones ambientales.
Pero también su actividad ilegal le permitió comprar varios inmuebles. En esta fase aparece a los investigadores una variante inquietante. La Sacra Orden Militar Constantiniano de San Jorge, que se propone “la gratificación y propagación de la fe católica”. La preside el duque Carlo de Borbón de las Dos Sicilias y está llena de gente importante. Por ejemplo, en 2003, un cierto Silvio Berlusconi aparece iniciándose en la orden, junto con ministros, gobernadores regionales y, otros personajes. El más importante es Crescenzio Sepe, hoy arzobispo de Nápoles y antes “ministro” del Papa como titular de la congregación Propaganda Fide . Durante años, políticos y personajes influyentes compraron casas, apartamentos y palacios a precios de favor de esa congregación.
En pocas horas el nuevo escándalo del escandaloso IOR se ha hecho grande como una montaña.
Se esperan más arrestos y nuevas cabezas de responsables del banco Vaticano que rodarán. El Papa argentino tomó hace unos días, ya sabiendo la que se venía, la decisión de intervenir prácticamente al IOR nombrando una Comisión Referente de cinco expertos que en su nombre revisarán las cuentas y las operaciones del “banco de Dios”. Una decisión valiente del Papa Francisco que abrió las puertas a la justicia italiana. De par en par. Intereses muy grandes y peligrosos están ahora asediados dentro y en torno al torreón de Niccoló V, la sede del IOR.
Fuente: clarín.com

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