Si bien la calidad de los panelistas impulsaban a no desaprovechar la oportunidad pues estuvieron el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el obispo (e) Aldo Etchegoyen, el sociólogo Fortunato Mallimaci; el presidente de la Comisión por la Memoria de Buenos Aires, Dr. Hugo Cañón y la queridísima Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, no debe dejarse de lado que las tres centenas y media de participantes pareciera que sintieron la necesidad de crear un espacio cálido, acogedor, comprometido y de esperanza cierta que se logró con creces y que como bien apuntó Hugo Cañón al comentar con el público que “Pareciera que aquí hay una corriente especial que nos moviliza”
La génesis del acto comenzó en la Junta Directiva de Central, pero poco a poco pasó la frontera de la iglesia local para ser un evento compartido con otras personas logrando que se plasmara la propuesta de hacerlo en el Templo como símbolo cierto de la correlación de fe- participación social.
Bien lo resumió Etchegoyen al decir que “Aquí estamos, sentados alrededor de la mesa de comunión, donde ayer domingo comimos el pan y tomamos el vino y hoy hablamos de Derechos Humanos” refiriéndose a que los panelistas utilizaban la mesa de la celebración de la Santa Cena, con la gran cruz del Templo a sus espaldas.
Pérez Esquivel apuntó que la lucha por los DD.HH. comenzó antes del 76, mencionando los golpes de estado en distintos países del continente, como el de Chile, Uruguay, Brasil para aplicar un sistemático plan de rapiña y muerte dirigido desde EE.UU. El Premio Nobel de la Paz no dejó de lado la oportunidad de mencionar lo que escuchó, años atrás, de un orador que preguntó al público “¿Saben porque no hay golpes de estado en Estados Unidos?” Contestándose “Porque allí no tienen una embajada de Estados Unidos”
“Madres de Plaza de Mayo, el pueblo te abraza” fue el canto que recibió el anuncio de que hablaría Nora Cortiñas quien afirmó que el inicio de sus luchas –“nosotros solo íbamos a que nos dijera donde estaban nuestros hijos, nuestras hijas, no fuimos a pelear”- y que a medida que caminaban en esas tristes jornadas aprendieron todo el horror que estaba ocurriendo en Argentina. Cortiñas recordó, emocionada, a su hijo desaparecido y reivindicó el rol de los padres “quienes no aparecían en público pero eran nuestros resguardadores”
Las palabras de Cortiñas fortalecieron el eje de los aportes de los panelistas guiados por la idea de expresar “Vivencias y Testimonios”, que había adquirido un tinte especial en las palabras de Fortunato Mallimaci al rendir homenaje, con emoción, a luchadores y luchadoras, desparecidos y desaparecidas, compañeros y compañeras de él, dado que es oriundo de Punta Alta, a 25 kms. de Bahía Blanca, mencionando sus nombres y apellidos, la mayoría militantes católicos, entre ellos varios sacerdotes.
Hugo Cañón, bahiense, además de traer a la memoria el nombre de algunos desaparecidos, se refirió a su propia vida, su estadía en La Plata, donde cursó Derecho, viviendo las vivencias de aquellos tiempos, y que luego, ejerciendo su profesión en Tres Arroyos, ciudad de la Provincia de Buenos, una noche no pudo mas con su lucha interior y se fue con el auto a la ruta. Allí, entre el silencio de la noche, solo cortado por el pasar de vehículos, no se molestó en detener sus sentimientos y emoción y decidió colocar la abogacía al arriesgado servicio de la defensa de los DD.HH. cumpliendo una destacadísima gestión como Fiscal General en Bahía Blanca.
El pastor de la Iglesia Metodista Central, Aníbal Sicardi, siguiendo el eje de “Vivencias y Testimonio”, invitó a la concurrencia a recordar sus familiares, amigos, amigas, desaparecidos acotando alguna referencia sobre sus vidas. Cada nombre y mención de sus vidas, fue recibido con un fuerte “Presente” y aplausos. Treinta minutos de testimonios, Presentes y aplausos, afianzó el clima emotivo-comprometido de tres centenas y media de corazones que vibraban bajo la consigna de que ellos y ellas estaban allí, en ese Templo, viviendo esa realidad que no se creía posible, la de los juicios en Bahía Blanca.
Ese momento de solidaria vibración humana fue acompañado por una oración a cargo del obispo (e) Aldo Etchegoyen y otra por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, con el público puesto en pie.
Luego de las oraciones, se templaron dos guitarras y un acordeón invitando a cantar el Carnavalito de Andar, una canción habitual en los cultos de las iglesias evangélicas-protestantes cuyas estrofas dicen /Vamos con fe, tenemos un Dios capaz de liberar/ Con la alegría y seguridad de un sol que aún va a brillar/ /“Luchando contra toda injusticia que se va a acabar”/ y su estribillo “Dame tu mano, vamos a andar juntos a caminar”
Después del canto se invitó a los y las participantes a seguir un tradicional gesto en las iglesias, la de darse el abrazo y desearse la Paz, pero que en esta ocasión, junto con el abrazo se exhortaran a luchar “Por la Verdad y la Justicia”
La llegada de la concurrencia al Templo fue recibida con la música y el canto del CD “Tenemos esperanza. Tangos para apostar por la vida” y el encuentro se inició con la lectura en off de una poesía, “Credo sin concilio”, del poeta metodista Pedro Benítez, inserta en su libro “Antología del Ser”, e interpretada por Oscar Pasquale, reconocido locutor bahiense.
La organización del acto estuvo a cargo de la congregación local cuidando cada detalle de la programación y promoción y atención de la concurrencia con el apoyo de un muy buen equipo de sonido. Los comentarios posteriores fueron de unánime reconocimiento a la Iglesia Metodista Central por ese espacio de calor y solidaridad humana.+ (PE)
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