Dos historias fascinantes que tienen que ver con la percepción y el engaño. Van de un beso y una mujer. Ni el uno ni la otra existieron, pero los vimos con nuestros propios ojos y hubiéramos tocado el fuego más tranquilos que un sanpedrano en San Juan para demostrarlo.
Primero, el besoLa historia incita a un montón de lecturas, viejas como todas las buenas grandes cuestiones. Sobre la objetividad (¿qué es más cierto, la bonita foto o el sobrecogedor vídeo? ¿ambos, ninguno?), sobre la percepción de la realidad (¿hasta qué punto el contexto que nuestro cerebro añade para comprender las cosas nos aleja de ellas?), sobre el funcionamiento de los medios (sin otro vídeo llamativo, jamás nos hubiéramos enterado de lo sucedido), sobre los quince minutos de fama (la pareja ha contratado a una agencia para gestionar su popular y lanzar la carrera cómica de él) sobre el azar y el papel del fotógrafo (que tomó una de las fotos de su vida por casualidad). También resucita una antigua inquietud: ¿cuántas de las imagenes que tenemos clavadas en la memoria personal y colectiva serán tan "falsas" como esta? Desde que existen intenet y las redes y cada escena de la actualidad es seguida y documentada por mil ojos y cámaras, lo de las imágenes icónicas se está poniendo complicado.
Segundo, la ¿mujer?
El segundo engaño está dentro del vídeo de arriba (pincha: es corto, 15 segundos). Difícil notar algo extraño, aparte de que está en japonés y no se entiende nada. Hasta que se lee que la chica a la que todas rodean y que dice la última frase ha sido en realidad completamente recreada por ordenador a partir de las otras. Aimi Eguchi es una estrella del pop ficticia (miembro de un grupo de ¡61! chicas llamado AK48) patrocinada por un fabricante de caramelos, Glico. La semana pasada la compañía reconocía que la muchacha que anunciaba sus productos en la televisión y que se había unido últimamente al grupo de música era una invención. Los fans más conspiranoicos ya se habían dado cuenta de que algo no cuadraba: no era tan conocida como para ser la estrella del anuncio, su fecha de nacimiento era la misma que la de la empresa... y otros detallitos. Pero nadie notó que era una mezcla de los rasgos más bonitos de seis de sus compañeras. Aimi es perfecta. Mejor que las mejores. El golem, el frankenstein definitivo, ha resultado ser una japonesa adolescente.
En resumen, que la realidad no es lo que era. Ya ni siquiera hay que hacerel esfuerzo de enfocarla.
PS:
Este blog ha estado perezoso las últimas semanas. Hay una razón: su dueña está montando la web del suplemento femenino que saldrá todos los sábados con El País a partir de finales de septiembre. Pero después del parón Trending Topics sigue como siempre.
Fuente: blogs.elpais.com
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