sábado, 2 de octubre de 2010

Brasil. “No aceptamos retrocesos” Janaina Stronzake, dirigente del MST.


Por Sergio Ferrari y Beat Tuto Wehrle.

A pocos días de las elecciones presidenciales del 3 de octubre próximo, el movimiento social brasilero reflexiona en “ voz alta ». Sobre la situación del país y sobre la gestión del Partido de los Trabajadores (PT) y del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva en estos últimos ocho años de Gobierno. Las críticas no faltan, “sin embargo no queremos el retroceso político y social que representa el programa del candidato de la derecha José Serra » precisa Janaina Stronzake, joven miembro de la Coordinación Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin tierra (MST) de Brasil. Stronzake, 32 años, realiza tareas en el sector de la formación y la cultura. Acaba de llegar a España por un año en el marco de un mandato de Vía Campesina.

P: La coyuntura electoral brasilera se da en el marco de un particular contexto internacional. ¿Cómo lo definiría?

R: La crisis impone cortes en los presupuestos sociales y de la cooperación internacional, como medio para compensar el financiamiento de los Estados del Norte a sus sistemas financieros en debacle. En lo político, se siente un nuevo empuje de la derecha en el plano mundial...

P: ¿Y en Brasil mismo?

R: Desde la perspectiva de los movimientos sociales transitamos un camino muy difícil. Es cada vez más activa la presencia de las trasnacionales, del agro-negocio, de la derecha como proyecto ambicioso. Algunas constataciones: la *criminalización* de los movimientos sociales por parte de la justicia y del Congreso Nacional con su Comisión de Encuesta Parlamentaria que quiere forzar el argumento del enriquecimiento ilícito del MST. Se da una ofensiva político-militar de la derecha, de los sectores terratenientes y sus milicias armadas. De la mano de un aparato mediático muy potente que juega ese juego.

Además, en el plano rural, un sistemático proceso de concentración de las tierras. En los últimos 10 años aumentó dicha tendencia y no se implementó la Reforma Agraria ni la democratización rural. Según diversas estadísticas de toda seriedad, Brasil sigue siendo el campeón mundial de la concentración...Y la distribución no avanza.

El Gobierno Lula, avances y asignaturas pendientes.

P: ¿Este análisis implica un balance significativamente crítico del MST hacia la gestión de Lula?

R: Los ocho años de Lula se dieron en un contexto histórico particular. Luego de los ocho años previos de gobierno de Fernando Henrique Cardoso y el Partido de la Social Democracia (PSDB) que ha dejado a Brasil entre los países socialmente más polarizados del mundo. Profundizó la pobreza; regaló el patrimonio del pueblo brasilero al gran capital, como lo ejemplifica la Minera Vale do Rio Doce, que fue vendida a un 10 % de su valor real en una maniobra privatizadora realmente horrenda. La gestión Lula se da en ese marco histórico. Lo que, sin embargo, no justifica todo. El principal aspecto negativo del Gobierno Lula fue la no ejecución de la reforma Agraria, definida por la ley. Y el beneficio que le otorgó al agro-negocio, a los bancos y a las trasnacionales en general.

P: Podría profundizar un poco más el tema de la distribución de la tierra como deuda del Gobierno Lula...

R: El Estatuto de la Tierra, una ley de 1964 y muy actual en términos de democratización del acceso a la tierra y al uso de los recursos naturales, prevé ya la Reforma Agraria y define la función socio-ambiental de la misma.

El Gobierno Lula, sin embargo, privilegió el agro-negocio, es decir la gran producción agrícola. Que concentra el 90 % del crédito agrícola; ocupa el 75 % de las tierras y produce solamente el 30% de la alimentación para los habitantes del país. Mientras tanto el campesinado sólo tiene el 25 % de la tierra; accede a un escaso 10 % del crédito agrícola de la banca pública y produce el 70 % de todo lo que se come en el país. Todas cifras oficiales del Censo Agropecuario 2006, hecho por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), una institución gubernamental.

Ahora se promueve un Código Forestal, que responde a las exigencias de los terratenientes para profundizar la devastación de la Amazonia y otras áreas de reserva natural. Este proyecto está en discusión en el Congreso Nacional y si lo aprueban los diputados va a promover más deforestación, más éxodo rural, más monocultivos y mayor concentración aún de la tierra.

Otro aspecto preocupante ha sido la liberación de los transgénicos (organismos genéticamente modificados). La Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad está contaminada por empresas como Monsanto. Empresas públicas como EMBRAPA (Empresa Brasileña de Investigaciones Agropecuarias) están impulsando alianzas con trasnacionales como la Syngenta para desarrollar nuevos transgénicos , por ejemplo para la caña de azúcar. No podemos olvidar que la Syngenta es la responsable del asesinado del campesino y militante del MST Valmir *Keno* Mota, en el Estado de Paraná, en octubre del 2007. ¡Sólo por ese hecho hubiera debido ser echada de Brasil!

P: ¿Reconoce el MST aspectos positivos de la gestión Lula?

R: Sin duda. El más evidente es la Bolsa Familia, un plan de asistencia de emergencia a familias muy empobrecidas. A partir del mismo, 35 millones de personas cuentan hoy con el alimento básico. Es verdad que es una política coyuntural, pero es innegable el impacto positivo de esta medida.

Por otra parte, el 97 % de los niños y niñas van hoy a la escuela. Lo que falta ahora es calificar más la educación pública.

Evaluamos que uno de los aspectos más relevantes del Gobierno Lula ha sido su política externa. Las alianzas y aproximaciones con el Sur, con Latinoamérica, con Medio Oriente y Asia...Son ejemplos de un cambio real de la política exterior. Tomó posiciones muy importantes como oponerse al Golpe de Estado en Honduras haciendo frente al rollo compresor promovido desde Washington. Sin embargo, Brasil sigue teniendo tropas en Haití, lo que es una vergüenza.

P: En ese contexto de errores y aciertos... ¿Cuál es la postura electoral del MST?

R: Mi visión. Siento que en el mundo hay dos fuerzas que se confrontan: una de derecha, por momentos casi fascista. La otra que opta por el concepto del *Buen Vivir*.

No pienso que tengamos hoy en Latinoamérica todos Gobiernos ideales, puros. Pero se corre el riego que el cambio político sea para atrás, implique un retroceso a un pasado terrible para la gran mayoría de la gente.

No creemos demasiado en que las elecciones sean la solución de todo. La solución está en profundizar la reforma Agraria y la transformación social. Esto sólo puede ser realizado por la gente, el pueblo, con una activa participación en tanto principal protagonista y no emitiendo un voto cada cuatro años.

Sin embargo, somos conscientes que José Serra, el candidato de la derecha brasilera, representa a los ricos, al capital trasnacional, al anti-Estado social. Nuestra América Latina ha sufrido mucho en 500 años y no queremos más explotación, esclavitud, miseria. En el Estado de Río Grande donde estos últimos cuatro años ha gobernado el partido de José Serra, el PSDB, tuvimos la muestra de lo que proponen para todo el país: cierre de escuelas, fin de los programas sociales, represión abierta y violenta contra campesinos y sindicalistas...

Los desafíos futuros del MST.

P: Una situación política nacional que en todo caso impondrá desafíos de fondo para ustedes como Movimiento Sin Tierra....

R: En efecto. Tal vez es importante recordar que el MST nace en 1984 con la propuesta de luchar por la tierra, por la Reforma Agraria y por las transformaciones sociales.

La lucha por la tierra implica pasos simples. Nos organizamos, identificamos un latifundio improductivo, nos dotamos de algunas pinzas y útiles, cortamos las alambradas y empezamos a producir.

La lucha por la reforma agraria es un paso más complicado. Y lo tercero, es decir mejorar el nivel de vida de todos, en el campo y la ciudad, es todavía mucho más complicado. Un aspecto clave para asegurar este proceso es la educación.

P: ¿Puede precisar?

R: Debemos poder caminar con nuestras propias piernas. Para ello es necesario comprender bien, antes, el camino a recorrer. Y por eso organizamos escuelas en cada campamento. Y luchamos por una educación pública y universal.

Mucho más aún, necesitamos contar con campesinos-investigadores. Hace 10 mil años los campesinos cuidaban sus propias semillas, las producían, las conservaban. Ahora vienen trasnacionales como Monsanto y Syngenta y nos dicen que ellos son los únicos garantes de las semillas. ¡Increíble! Por eso necesitamos campesinos-investigadores, que no se dejen arrebatar la ciencia que debe estar al servicio de su propia producción. Que sistematicen conocimientos históricos. Y eso es un reto común para todos los campesinos del planeta.

P: Es significativo en su análisis la estrecha relación que le asigna a las dinámicas de su país y a las internacionales...

R: El capital se globalizó. Es una realidad. Y por lo tanto deben globalizarse nuestras redes, es decir el intercambio solidario. Los problemas son esencialmente los mismos para los campesinos de Brasil, de Europa y África. Aunque a veces quieren hacernos entrar en contradicciones entre unos y otros. La buena solución es aquélla que sea correcta para todos los campesinos y trabajadores en el plano mundial. Y dado que el origen de los problemas son los mismos debemos ser innovadores, creativos para alcanzar soluciones que partan de lo local. Y en este sentido adquiere una importancia notoria el concepto de soberanía alimentaria. Con una acción local pero unidos y coordinados a nivel global. Una unidad de acción común.

En nuestro continente es vital la propuesta del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Es esencial crear debates y buscar opciones entre Gobiernos y movimientos sociales, a partir de una construcción desde abajo. Es muy importante la existencia de Vía Campesina, así como el rol que juegan Evo Morales o Chávez en Venezuela. Pero con la convicción que los movimientos se construyen y consolidan desde la base. + (PE)

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Fuente:ECUPRES

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