Jaume Patuel, 11-Febrero-2012
Esta vez el artículo mensual del psicopedagogo y psicoanalista Jaume, surgido como los otros de una visión profunda de lo concreto de nuestra sociedad, es el mejor comentario que podemos presentar a la “extremadamente agresiva” reforma laboral que se acaba de desvelar. Con ella el gobierno español regala al dios del liberalismo la mejor ofrenda: el anticuado derecho laboral ya no impedirá eficaces políticas de “recursos humanos” que favorezcan las operaciones financieras de fusión y reubicación.
Supongo que todos sabéis muy bien, por experiencia, que al entrar en una fábrica o en cualquiera otra clase de entidad se encuentran diversos departamentos. Y así, tenemos el departamento de informática, el departamento de didáctica, el departamento de material técnico, departamento de investigación y otros. Pero también hay uno que se llama departamento de recursos humanos.
En una sociedad neoliberal que quiere aparentar ser humanizadora, que quiere tener en cuenta la dimensión de la persona para hacer rendir más a los hombres y mujeres en el trabajo, le conviene poner un departamento humano. Así se tiene en consideración a los trabajadores. Además, se les explica muy bien en qué consiste.
Ahora bien, ¿se les considera más bien como personas o, mejor dicho como un recurso más de la rentabilidad de la entidad?
En principio, el rótulo de departamento de recursos humanos nos indica que es algo que puede ser puesto o sacado en beneficio de la entidad. Los departamentos se ponen y se sacan según las necesidades del momento o conveniencias de la época o momento por los que pasan las entidades. Y no digamos ahora en plena crisis donde se demuestran que son realmente “recursos”.
Por otro lado, este departamento está bajo la guía del poder de la dirección. Muchas veces este poder pasa a las direcciones o mandos intermedios. Y esto genera otro problema. Como, por ejemplo, el abuso de poder, el mobbing, fuertes presiones implícitas. Todo con un conato de disimulo. Además, lo consiguen.
En consecuencia, como recurso humano se puede sacar o poner en otro lugar como anularlo o prescindir de él. Es solo un recurso. Recurso, esto sí, que tiene voz, tiene pensamiento, tiene sentimiento, Pero, ¿puede expresar lo que siente, ve y piensa?
Entonces nos encontramos que debe haber un gran cambio en las entidades que tienen este departamento y perfilarlo de otra forma para que sea eficaz, rentable y sea recurso transformador, transformante y transformado de la entidad. ¿Cómo se gestiona todo esto en estos momentos de crisis?
A mi entender, creo que el rótulo se tendría que cambiar y que fuese un departamento transversal y que dependiera directamente de la alta dirección y que esta fuese razonable, ¿posible? Entonces sería adecuado poner HUMANOS CON RECURSOS. Dicho de otra forma, potenciar y formar las personas no como recursos sino como sujetos. Una subjetividad que trabaja sus recursos o cualidades. Y esto iría a más, si el alto standing o la alta dirección fuesen también “Humanos con recursos”.
La entidad tendría consciencia de ser alguna cosa más que una simple entidad de ganar dineros sin límites y tener robots a su disposición. Sería un capitalismo civilizado con ojos humanos. La crisis nos está demostrando todo lo contrario.
Se precisa una nueva mentalidad de entidad de servicio. El dinero por si mismo no es nada. Las ideas son las que hacen que el dinero tome una dirección u otra por la voluntad humana de progreso, la voluntad de superar la depredación que todo ser humano experimenta en su interior.
En esta nueva mentalidad de servicio, de innovación, de creación, de cambio, también sería preciso otro elemento. La entidad no debiera ser un capital humano que debe rendir de acuerdo a sus premisas, sino que tendría que tener Humanos con capital. Capital de invención, de creación, de innovación, de cambio, de transformación.
Estamos de lleno en una sociedad de conocimiento, pero no únicamente técnicos, sino también de la corporalidad (neurociencias), de la psique (niveles de consciencia) y de humanidad: la Sabiduría perenne de toda tradición y también la actual que toda persona tiene en su interior. Este es el capital que es preciso buscar, sacar, purificar y hacer rendir para crear una nueva civilización o cultura en beneficio de todos y evitar ser recurso o capital humanos para llegar a ser humanos con capital y recursos.
Entonces, tendremos realmente un nuevo modelo de crecimiento global. Sin soñar imposibles, pero no dejar de hacerlo. Y evitar el efecto Bradley (decir una cosa para quedar bien, pero realizar otra). Hay personas muy especializadas en este discurso esquizofrénico: Decir una cosa y ser consciente que la realidad es totalmente otra.
Sin embargo, el lugar donde debe comenzar este cambio es en nuestro metro cuadrado de supervivencia. El lugar donde vivimos. Es vivir que los que están a nuestro alrededor, empezando por la familia, son humanos con capital y con recursos y no al revés: recursos humanos al servicio del poder-familiar. Y así poder superar la segunda parte de la frase de Bertrand Russell:
“Gran parte de las dificultades por las que pasa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes están llenos de dudas”. La persona con sentido común, inteligente, que sabe que no es un recuso ni un capital sino un humano con recursos y capital, a mi entender, creo que podrá ayudar a construir un nuevo modelo global de humanización. Y así pueda realizar un paso a un nuevo cambio histórico en la conciencia de la humanidad.
Acaba de ser publicado un libro bajo el título Manifiesto de derechos humanos (2011), traducido del inglés.
Este nos corrobora que el hombre no es un recurso sino que tiene recursos. Y así reconocer el poder intrínseco del derecho a la dignidad humana, núcleo antropológico irreductible.
Fuente: ATRIO
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