Diálogos para el entendimiento entre mapuches y cristianos.
Resumen de las Conferencias de Don Pablo Mariman y Don Alihuen Antileo
Fui invitada formalmente por el Padre Luis Rodríguez, de la Pastoral Mapuche de Santiago a asistir como a un seminario de Teología, dónde se evaluaría la experiencia misionera de la Iglesia Católica con respecto a los pueblos indígenas de América, a la luz de los acuerdos de la reunión de los obispos en Aparecida.
La verdad es que me convidó como observadora, y como sabe que tengo cierta facilidad para escribir, deseaba que fuera alguien que le pudiera transcribir lo que allí se dijera, ya que yo no soy teóloga, solamente trato de colaborar, y para mí era una oportunidad de tomar contacto con ellos, cosa que me interesa mucho.
La concurrencia era muy interesante, un sacerdote zapoteca (mexicano de Oaxaca) que nos explicaba como fue evolucionando el objetivo de Chiapas, de una reivindicación de tierras a objetivos más amplios como la oposición al sistema globalizado homogenizador y la proposición de que otro tipo sociedad es posible, produciendo algunos aportes creativos válidos para el resto del mundo.
Una hermana que trabajaba con los indios guaraníes en Paraguay, un pastor Metodista que toda su vida había trabajado con el pueblo mapuche , el párroco de Purén con su trarilonco y una risa contagiosa . Así en un ambiente abierto y generoso comenzó la reunión en que todos los expositores eran mapuches, porque la idea era que ellos debían expresar sus vivencias directamente y contar su historia.
Comenzamos el día con una oración y un Purrun o danza, acompañada de Kultrun, Trutruka y Piwilka Al aire libre todos los asistentes en filas enfrentando al sol naciente, comenzamos a bailar acompasadamente mientras se decía una oración a Ngenechen, el Espíritu que llevó a los primeros mapuche al lugar que hoy habitan, el Mapu y que es el encargado de velar que se cumplan las leyes y tradiciones del Admapu restaurando el equilibrio si es que este se pierde.
Luego los historiadores y académicos Pablo Mariman y Alihuen Antileo continuaron con su narración de la historia de los mapuche y de su contacto con conquistadores españoles y chilenos y con el cristianismo.
Ambos se manifestaron no católicos, de modo que su testimonio era importantísimo ya que no estaba teñido del temor o de la reverencia de alguien que fuera militante.
Estas vivencias se manifestaron en aspectos históricos y testimoniales, y ambos se expresaron en conjunto, ya que las vivencias personales no se pueden separar de los acontecimientos históricos de su pueblo.
Pablo Mariman nos cuenta de cómo al conocer la Catedral de Montmartre en París se percata de la diferencia básica en la visión cristiana de la religión y la visión mapuche. La Catedral era un recinto cerrado en cuyas paredes estaba representada la historia de l cristianismo, sus dogmas, sus símbolos de santidad y poder, con la intención de fijar y unificar en el espacio y el tiempo los conceptos y así poderlos llevar a todo el mundo. En este lugar celebra sus rituales cuidadamente fijos, con los cuales se conecta con el pasado y la divinidad, a los cuales da un valor más que simbólico y sus sacerdotes que son los que realizan el rito, son varones pertenecientes a la casta sacerdotal. La aspiración del cristianismo es la universalidad, y esta aspiración más la fuerza del imperio romano, con quien se coopta, y la noción de poseer la verdad revelada, forman una combinación que tiene un tremendo impacto en los territorios conquistados por la Europa cristiana.
La religión Mapuche tiene como espacio ceremonial un claro en el bosque, el Nguillatún, donde celebra sus ceremonias con danza y rogativas, rodeado de naturaleza ojalá un bosque con Canelos y presidida por una Machi, generalmente mujer. El único símbolo es el Rewe, una talla de canelo que permite a la Machi elevarse por sobre los asistentes. Cuando se conecta con Ngenechen, la conexión es directa y el imaginario es cada vez diferente. Esta religión se conecta con espíritus que protegen y guían a los mapuches , y se manifiestan en el sueño o en estado de trance y es la religión de un pueblo, sin pretensiones de universalidad. Estos hechos nos ilustran cuan diferentes son las visiones en materia de religión entre cristianos europeos y mapuches.
La idea que los historiadores nos transmiten parte por el trauma de 1492. Una Europa, heredera histórica del Imperio Romano, de Grecia, conquista un mundo con una cosmovisión diferente, imponiendo a los conquistados una religión y una forma diferente de relacionarse con el entorno. Como la visión europea era etnocentrista e imperial, los valores de los conquistados son reducidos a la categorías de lo malo, pecaminoso , mágico y despreciable, es decir es lo no europeo. Esto lo hicieron para poder imponer sus categorías, dentro de las cuales estaba la explotación de las nuevas tierras y de sus habitantes para beneficio de Europa.
En este proceso, la Iglesia Católica, que asumió en Europa la filosofía griega y se mimetizó con el Imperio romano, vino del brazo de los conquistadores, ayudándolos muchas veces a lograr sus objetivos de explotación. Rescatables son las actuaciones Antonio de Montesinos, de Fray Bartolomé de las Casas, del Teólogo Francisco de Vitoria, en la defensa de los naturales de América como seres humanos iguales y libres, ante los cuales nadie tiene el derecho de violentarlos ni convertirlos. Pero estas corrientes son acalladas por el peso de la explotación colonial.
En esta conquista el 70% de la población indígena murió víctima de las enfermedades, la guerras y la esclavitud.
En referencia a los mapuches en Chjile, la colonización española produce una división en el territorio, quedando del BíoBío al Norte la Colonia Española, y del Bío Bío al Sur, la tierra donde los mapuches siguieron viviendo de modo ancestral. Esta tierra llamada Walmapu, comprendía también las pampas argentinas al sur de Buenos Aires. Como se sabe, los indios del territorio colonial, fueron reducidos en “pueblos de indios” donde fueron obligados a plegarse a la cultura europea y a trabajarle a los encomenderos y constituyen la base de la población de la Zona Central de Chile.
La población de la zona central fue cristianizada y la del sur del Bío Bío siguió con su religión ancestral, acercándose a veces a las misiones que fueron impuestas por los conquistadores en los 32 Parlamentos celebrados en los siglos 16, 17 y 18 Los jesuitas trataron de instaurar el modelo de Pueblos de Indios, pero los Loncos no los aceptaron sospechando intentos de colonización.
Con la llegada del Estado Nacional en 1818, se realizan dos Parlamentos más y después una guerra desde 1860 a 1885 declarada por el Estado de Chile. En la primera parte del siglo 19 la iglesia les recuerda a los Mapuches sus tratados con los españoles para que estos defiendan la frontera del Bío Bío de los chilenos alzados. Los loncos sabían que el Estado Chileno quería cambiar el mapa y no les quedó más remedio que aliarse a los españoles para defender su frontera y perdieron la guerra junto con los españoles. La Iglesia demoró 30 años más en identificarse con el nuevo Estado y alrededor de 1850 el gobierno de Bulnes autoriza una Misión Capuchina a orillas del Lago Budi. Los loncos se niegan sospechando intentos de penetración, pero aparece el chantaje político ya que un barco holandés había naufragado en 1849 y se culpó a los mapuches de la muerte de los náufragos. Para verificar que esto no era cierto, los loncos aceptaron la Misión con tal que estos informaran al gobierno de Chile de su inocencia. Desgraciadamente los intentos de misionar en tierras mapuches fueron avalados por chantajes políticos de parte de los gobiernos republicanos, ya que detrás de los misioneros llegaron los colonizadores que tranquilamente le fueron quitando la tierra a este pueblo enarbolando títulos sobre las tierras dados por los diferentes gobiernos de Chile, sobre terrenos que ancestralmente les habían pertenecido.
La “Pacificación de la Araucanía” es el título de un genocidio premeditado en colaboración por los gobiernos argentinos y chilenos y que comenzó en 1860 y en Chile resultó en la pérdida del 97% de las tierras para este pueblo y la condena a una pobreza que se fue transformando en miseria y sobre todo a la pérdida de respeto de muchos por sus valores ancestrales y la migración a la ciudad donde integran la capa más modesta de la población. En este tiempo la Iglesia realiza labor misionera del brazo del Estado Chileno.
Durante el siglo 20 la Iglesia toma una posición de colaboración, pero desde una perspectiva de conversión del mapuche y abandono de su identidad cultural, por considerar su antigua religión como pagana y sus ritos como brujería, llegando algún obispo a pedir la prohibición de la práctica del Nguillatun. Con esto llega la propiedad privada, el mercado, las cooperativas, y la idea de civilizarlos y educarlos, como solución impuesta desde afuera.
Esta situación de despojo y vejación ha culminado en el proceso de invasión del Walmapu por organizaciones enormes dedicadas a mega proyectos como la celulosa, las grandes represas, la crianza de peces en costas y canales, y esto ha llevado a la contaminación masiva de la naturaleza. Estas mega organizaciones arrinconan a sus vecinos para expandir sus tierras y les destruyen sus ambientes sagrados.
Los gobiernos neoliberales han permitido la devastación del bosque ancestral y el reemplazo por especies que están agotando los recursos hídricos de la zona, de modo que los mapuches que se dedican a la agricultura ancestral y crianza de ovejas, ven disminuir las aguas y contaminarse sus ríos. Sus reclamos no son atendidos y la violencia está subiendo de tono.
Actualmente el 85% de los mapuches es cristiano pero su conversión es mirada por algunos grupos, como una apostasía a sus valores tradicionales y a su etnia; porque para el pueblo mapuche su religión no es solo una fe, sino un modo de vida que condiciona la relación entre ellos y con el medio ambiente. Alguien me dirá que para los cristianos también debiera ser así, pero de hecho no lo es para la mayoría, siendo esta una idea del siglo 21 sustentada sólo por una minoría y con mucha dificultad ya que el capitalismo internacional que se impuso con la globalización del Neoliberalismo , exige convertirlo todo en fuente de negocios rentables a corto plazo sin respetar los recursos no renovables, ni la ecología.
Las diferencias de religión entre mapuches y cristianos, no es un problema de detalles, es un problema de cómo se paran ante el mundo, y ser católico no es fácil si exige un abandono de las costumbres ancestrales que son las que les dan fuerzas para soportar una cotidianeidad dolorosa.
La Iglesia desde Puebla en adelante se ha puesto a favor de los oprimidos, interpelando a todos los actores involucrados, y esta posición es bienvenida por el pueblo mapuche. Pero también es claro que la Iglesia es un sistema mundial vertical y jerárquico, con un modelo de convivencia. Durante los 70 y 80 del siglo pasado se habla de autodeterminación, posición que retrocede durante el Gobierno Militar, y en los gobiernos actuales el problema continúa con la fricción entre el modo de vida mapuche y los intereses neo liberales.
Por último, nos dice Pablo Mariman, la Iglesia en un gesto de justicia, debiera devolver a la comunidad mapuche terrenos que posee, que son cementerios ancestrales y que para ellos son sagrados,
Alihuen Antileo toma la palabra y quiere reflexionar desde el punto de vista del movimiento social en una relación cotidiana con la sociedad chilena y el estado de Chile.
Los mapuches sienten que están aquí desde el comienzo de los tiempos. La moderna arqueología calcula que hace 6000 años que se empezó a formar este pueblo, con su idioma y religión.
Pasando al tema religioso y a como sus valores influyen en la cultura, vemos que el Judeo Cristianismo tiene como centro del Universo al Ser Humano creado a imagen y semejanza de un Dios masculino y la tierra está a su disposición. Esta ideología está implícita en todas las conquistas europeas de territorios.
Para el mapuche, el ser humano es igual a cualquier otro ser sobre la tierra, y todos cumplimos un rol, siendo en ese sentido ecológico, y sostiene la creencia que cualquier perturbación al equilibrio ecológico produce un desequilibrio cósmico.
La mujer tiene un vínculo privilegiado con los espíritus y fuerzas de la naturaleza, y el llamado a ser Machi es transmitido a través de ellas. La Machi a través de sus visiones es la encargada de restablecer ese desequilibrio que desvía al mapuche del camino de la sabiduría.
En la religiosidad cristiana hay valores implícitos propios de su cultura europea que habría que diferenciar de la fe, porque violentan a los mapuche. Estos son en general muy respetuosos de los otros y perciben la relación mapuche Iglesia -Estado en bloque como opresiva. Se sienten parte de un genocidio programado, que pretende eliminarlos desde el punto de vista Físico, Religioso, Político y Cultural. Los chilenos niegan su condición de pueblo y aspiran a integrarlos, por supuesto que perdiendo su identidad.
Esto ha sido una política constante desde el siglo 19 en que Cornelio Saavedra en Chile y el Gral Roca en Argentina, en forma mancomunada invadieron el Walmapu dejando solamente 100.000 personas que lo perdieron todo.
En la base de la relación con Chile ha estado la negación de la existencia de este pueblo que no ha tenido participación en la construcción de Chile como país, así la celebración de los 200 años de Chile es la celebración de 200 años de capitalismo europeo y americano ya que los recursos americanos han sido la base del capitalismo, pagando los indios las consecuencias.
Y en la base de este despojo está la idea de que el Ser Humano como centro del Universo puede apoderarse de todo el resto, siendo actualmente la mayor parte de la fricción con el sistema capitalista , que necesita construir caminos, centrales hidroeléctricas, bosques de eucaliptus o pinos para producir celulosa, y así sucesivamente en una actividad siempre creciente y bajo la venia del Estado lo realiza en el Walmapu, es decir territorio ancestral mapuche.
Esto ha tenido como consecuencia que los bosques artificiales hayan consumido el 50% del agua de las napas en las tierras ancestrales, ya que cada pino importado consume 90 litros de agua al día.
La frustración crece porque sus reclamos no son escuchados por los alcaldes y no tienen parlamentarios por donde canalizar sus reivindicaciones.
Con respecto a la relación con la sociedad chilena en la ciudad de Santiago, ambos historiadores nos contaron como los niños mapuches sufren la violencia de sus compañeros de colegio y reciben golpizas, creando una identidad desvalorizada y una desconfianza a la sociedad chilena y al estado de Chile.
Alihuén Antileo nos comenta que él, tratando de construir su identidad, partió por el rechazo a la Iglesia Católica. Pero se dio cuenta que el 85% eran cristianos y un 65% católicos y que era importante pasar del rechazo al diálogo. Reconoce que pasó de una posición intransigente a una de mayor madurez en que considera que sus posiciones pueden modificarse en un diálogo constructivo y que nada está fijo, todo está en proceso.
A nuestra pregunta acerca de cómo cree él que va a evolucionar la relación con el Estado Chileno, nos responde que “se está reconstruyendo una identidad mapuche. Existe un sector mayoritario que está más integrado a la sociedad pero que entiende la necesidad de hacer un desarrollo diferenciado. Ellos no plantean la construcción de un Estado Mapuche, porque por naturaleza son descentralizados, tienen conciencia de pueblo no de Estado.
La idea es que podemos construir un mejor país, pero para eso necesitamos tolerarnos y establecer puentes desde la sociedad civil para generar soluciones. Tratar de dialogar, porque solo conversando se construyen los acuerdos. PEj: Desarrollar el idioma a través de políticas idiomáticas con presupuesto, porque si se siguen postergando las peticiones, el movimiento mapuche va a seguir creciendo y los problemas se pueden agudizar.
Las reivindicaciones van principalmente por el territorio en la forma de ejercer una cierta autonomía administrativa y de tierras.”
Fuente: Atrio
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