Por Maia Jastreblansky. (*)
Tras la manifestación de repudio a la ley de matrimonio homosexual que miles de fieles evangélicos realizaron el lunes último frente al Congreso, parece clara la posición que este credo adoptó con respecto a un posible cambio del Código Civil.
Sin embargo, no todas las iglesias protestantes tienen la misma postura. Este es el caso de los luteranos daneses, en cuyos templos se bendicen las uniones de parejas de un mismo sexo y desde la que que se apoya el casamiento gay en la Argentina.
De hecho, en Buenos Aires, el pastor Andrés Roberto Albertsen, celebró de manera religiosa cinco uniones civiles entre personas de un mismo sexo y espera hacer lo mismo con los casamientos, en el caso de que sean habilitados en materia civil.
"Este sería un cambio más en la concepción del matrimonio y yo creo que la figura es lo suficientemente resistente como para adaptarse a los nuevos tiempos", indicó el párroco a lanacion.com. Albertsen oficia en la pequeña iglesia luterana emplazada en pleno corazón de San Telmo, fundada originalmente para congregar a la comunidad danesa y en la que hoy se reúnen los descendientes de esos inmigrantes escandinavos.
Este pastor está convencido de que hay "una manera danesa de ser luterano" que se caracteriza por "ser abierto a todos, sin exclusiones".
En sintonía. La postura de Albertsen a favor del matrimonio gay está en sintonía con lo que piensa la mayoría de los pastores de la iglesia evangélica luterana de Dinamarca, donde el credo es el más extendido y además, no se encuentra escindido del Estado. Según publicó el periódico dinamarqués Berlengske Tidende , una encuesta reveló que seis de cada diez obispos de ese país se mostraron en favor del matrimonio religioso entre parejas de un mismo sexo.
Dinamarca fue el primer país que aprobó la unión civil entre personas de un mismo sexo en 1989. En ese país está muy extendido que la iglesia realice la bendición de la pareja que se constituye jurídicamente de esa manera y, según indicó Albertsen, actualmente se está discutiendo la posibilidad de que los pastores puedan celebrar directamente esa unión. A diferencia de nuestro país, el debate se da de manera conjunta en el ámbito civil y religioso.
"Para nosotros, el matrimonio no es un sacramento, como sí lo es en la Iglesia Católica. Sin embargo, tenemos la tradición de que una pareja reciba la bendición eclesiástica después de casarse por civil", explicó el pastor.
Cuando en la ciudad de Buenos Aires se sancionó la ley de la unión civil de parejas homosexuales, adoptaron la misma postura que con el matrimonio civil heterosexual y, sin haberlo buscado, realizaron la primera ceremonia religiosa por la unión entre dos lesbianas de América latina.
Aquel acontecimiento tuvo lugar a fines de 2006, cuando Virgina Cortés y Jessica Schmukler sellaron su amor de manera espiritual. "Esto llevó a que llegaran parejas en la misma situación, que buscaban una iglesia donde los recibieran", relató Andersen, aunque especificó que esa ceremonia se repitió solo en otras cuatro ocasiones.
Institución cambiante. Ahora que la ley de matrimonio homosexual avanza en el país, el pastor sigue con gran interés el debate que se está dando en el Congreso. "Si nosotros repasamos la historia, vemos que la institución del matrimonio ha ido cambiado mucho a lo largo de los siglos. No tiene nada que ver la celebración de hoy con lo que sucedía antes, cuando era una especie de operación de compra de una esposa por parte de un hombre", evaluó Albertsen.
Según aseguró, no recibió ninguna objeción por parte del resto de las iglesias evangélicas, y, aunque se mostró en favor del cambio del Código Civil, participó sin problemas de la Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas de la Argentina que se realizó este año. "Sé que tienen posiciones contrarias, pero nadie me expresó nada, aunque tampoco me felicitaron, claro está", expresó. (PE/LN/Centro GLTTB)
(*) Editado por el diario La Nación, Buenos Aires, el 2 de Junio de 2010 fue publicado por el Centro Cristiano de la Comunidad GLTTB
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Fuente: ECUPRES
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ANTECEDENTE EN COLOMBIA DEL AÑO 2009
22 DE MAYO DE 2009
Basado en dicha desinformación incluso Monseñor Pedro Rubiano Arzobispo de Bogotá entró en el juego al dar su respuesta a un periodista radial, juego que siguió la mandataria local de Chapinero, Blanca Inés Durán Hernández.
Cabe aclarar varias cosas con respecto a dichas noticias:
• En Colombia ninguna iglesia realiza matrimonios entre personas del mismo sexo;
• Según la agencia de noticias Colprensa fue la iglesia Anglicana la que realizó el “matrimonio”.
• La iglesia Anglicana no ha realizado matrimonios en Cali y Medellín a personas del mismo sexo, sino bendiciones de uniones civiles.
• En Colombia o en cualquier país en que el registro civil de parejas sea posible, si la pareja registra su unión civil, cualquier sacerdote, de cualquier iglesia puede bendecir la unión celebrando un rito de similares características a como se bendicen, por sacerdotes católicos en Colombia, los carros u mascotas, pero al que las personas en sus creencias religiosas valoran incluso con mucho más seriedad y responsabilidad que un matrimonio católico.
• La bendición que se imparte a estas parejas no constituye el sacramento del matrimonio tal y como está establecido en el Derecho canónigo romano.
• El rito en cuestión (bendición, mas no matrimonio) fue realizado por la Iglesia Misionera San Pablo viejos católicos cuya fundación fue en 1970; el origen de esta iglesia se remonta a 1870, cuando se celebró el Primer concilio Vaticano y el Veterocatolicismo se separó de la iglesia Católica Romana porque no estaba de acuerdo con la infalibilidad del Papa que fue autoproclamada por Pío IX.
• La Iglesia Misionera San Pablo pertenece al Veterocatolicismo y no hace parte de la Iglesia Anglicana, como tampoco de la Ortodoxa ni de la Católica Romana.
• El matrimonio es uno de los siete sacramentos de la Iglesia católica, esto implica, según la teología, que fue instituido por Cristo y que es un signo visible de la gracia. El Catecismo de la Iglesia Católica y el Código de Derecho Canónico lo define como una “alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole”; Pareciera que legalmente, la única iglesia que puede casar en Colombia es la iglesia Católica Romana, pero esto no es verdad según la Ley 133 de 1994 que extiende el articulo 19 de la Constitución política de Colombia establece la libertad de cultos;
• Caracol Televisión en su Web informó que Monseñor Mauricio Torres de la comunidad San Pablo Viejos Católicos aclaró que no ofició un matrimonio entre Fabián Chibcha y el integrante de la fuerza pública;
• Monseñor Mauricio Torres si tiene la autoridad emanada de la constitución para realizar un matrimonio, pero en este caso lo que hizo fue bendecir a una pareja; está abalado para las dos cosas por la Ley 133 de 1994, por la cual se desarrolla el Derecho de Libertad Religiosa y de Cultos, reconocido en la Constitución Política. En su articulo 6º esta Ley dice: La libertad religiosa y de cultos garantizada por la Constitución comprende, con la consiguiente autonomía jurídica e inmunidad de coacción, entre otros, los derechos de toda persona:
a) De profesar las creencias religiosas que libremente elija o no profesar ninguna; a cambiar de confesión o abandonar la que tenía; manifestar libremente su religión o creencias religiosas o la ausencia de las mismas o abstenerse de declarar sobre ellas;
d) De contraer y celebrar matrimonio y establecer una familia conforme a su religión y a las normas propias de la correspondiente Iglesia o confesión religiosa. Para este fin, los matrimonios religiosos y sus sentencias de nulidad, dictadas por las autoridades de la respectiva Iglesia o confesión religiosa con personería jurídica tendrán actos civiles, sin perjuicio de la competencia estatal para regularlos;
• Blanca Inés Durán Hernández no entendió a que rito fue como madrina o no utilizó bien la palabra, porque fue la madrina de la bendición de una unión marital y no de un matrimonio, como se desprende de su carta abierta a Monseñor Rubiano.
Por otra parte me parece abyecta, además de irrespetuosa con la libertad de cultos y con las demás iglesias, la apreciación de Monseñor Rubiano al calificar de “burla, farsa o espectáculo” un rito religioso tan válido como cualquier otro, como lo es el rito realizado desde el Veterocatolicismo por el arzobispo primado para Colombia y América Latina, monseñor Mauricio Torres Moreno; el obispo auxiliar Jaider Perilla y el vicario general Diego Alexánder Marín al dar la bendición de la unión civil de Fabián Chibcha, estudiante de Derecho y activista LGTB y Javier O., uniformado activo de la Policía Nacional.
Monseñor Francisco Nieto, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá, igualmente ha calificado de “inaceptable” la unión de Javier y Fabián, aclarando que “La relación con los Veterocatólicos siempre ha sido difícil”. Según Nieto “Tristemente, entre ellos hay algunos de nuestros sacerdotes que han dejado el ministerio”. Monseñor Nieto también criticó que la Corte Constitucional haya reconocido los derechos patrimoniales de las parejas gay. Este monseñor que parece no asumir plenamente la libertad de cultos existente en Colombia, no reconoce que el ministerio del sacerdocio no es propiedad exclusiva de la iglesia Católica.
Recogiendo las palabras del sacerdote Darío Álvarez Botero, vicario judicial del tribunal regional eclesiástico “Sólo puede haber matrimonio, es decir aquel que puede ser reconocido por la Iglesia y por la sociedad, cuando una pareja heterosexual busca la realización de su vida en un proyecto común que no es otra cosa que la experiencia del amor, que en el matrimonio Cristo elevó a la dignidad de sacramento. La unión homosexual no proyecta el amor verdadero porque al fijar la atención en otra persona de igual sexo, no hay donación, hay contemplación de lo propio, y la sexualidad se convierte en encuentros eróticos que no pueden generar la vida”.
Las personas LGBT deberían discutir con más profundidad si legalmente desean el matrimonio, ya que no todos los homosexuales, lesbianas, bisexuales o transexuales desean hacerlo; discutir con la iglesia católica sobre el matrimonio es jugarle el juego a una iglesia que se quiere erigir en un poder que no tiene. Para lograr los derechos civiles como pareja del mismo sexo no se requiere el matrimonio, tan solo es necesario hacer un registro civil de la unión. Recordemos que consecuente con su tradicional homofóbica, el representante de la Santa Sede ante Naciones Unidas, monseñor Celestino Migliore, se opuso al proyecto de Francia ante la ONU, que encara la despenalización universal de la homosexualidad.
Debe recordarse que de un matrimonio católico, que se equipara en derechos a una unión civil, se desprende toda una serie de derechos y que la bendición tan sólo es un rito del que no de deriva ningún derecho.
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