Por Andrés Albertsen (*)
No hay una posición uniforme desde el punto de vista religioso sobre el matrimonio de personas del mismo sexo.
Hay quienes sostienen que el sólo hecho de que una persona de orientación homosexual intente formar una pareja está mal. Los actos homosexuales, de acuerdo con el testimonio bíblico y la ley natural, dicen, son pecaminosos y por lo tanto, los homosexuales que intentan unirse en pareja estarían viviendo en un pecado que sólo podrían dejar atrás si desistieran de estar en pareja y eligieran vivir en celibato.
Otros sostienen que el testimonio bíblico es tan contundentemente contrario a los actos homosexuales que no pueden aceptar de manera plena que dos personas del mismo sexo intenten unirse en pareja, pero por otro lado tampoco lo pueden condenar, porque lo que ven es que de hecho, existen parejas de personas del mismo sexo que se aman y respetan y que en la vida de pareja encuentran la base y el incentivo para tener una vida fecunda.
También hay quienes sostienen que si bien hay textos bíblicos que condenan a determinados actos homosexuales, ninguno se refiere a la homosexualidad en las formas en que se practica hoy y mucho menos a las formas en que viven su sexualidad muchas de las parejas del mismo sexo que ya existen. Por lo tanto, dicen, las parejas del mismo sexo merecen el reconocimiento y la protección que les daría el acceso a alguna forma de constitución jurídica como pareja.
Y aquí las posiciones se dividen entre los que consideran que para las parejas del mismo sexo debe existir una figura jurídica propia, como la llamada "unión civil" y los que consideran que estas parejas deberían tener acceso al matrimonio civil.
No les voy a ocultar que personalmente considero que Dios aprueba que dos personas del mismo sexo constituyan una relación de amor y que para protegerse mutuamente y manifestar la seriedad de su compromiso, quieran constituirse jurídicamente como pareja. Y me parece que así como la figura del "matrimonio" ha sufrido muchas transformaciones a lo largo de la historia, hoy puede ampliarse a las parejas del mismo sexo sin que tengamos que cambiarle el nombre ni crear una nueva figura jurídica.
Pero independientemente de cuál sea la opinión personal de cada uno sobre esta cuestión, creo que todos y todas deberíamos estar de acuerdo en respetar la dignidad y la condición de hijos e hijas amados de Dios de todas las personas, independientemente del sexo, de la orientación sexual y de la identidad de género. Y les pido a quienes tienen una posición contraria o siguen con dudas respecto de este tema, que se pregunten si pueden aceptar que la ley conceda a otras personas un derecho al que ellos personalmente no se acogerían ni recomendarían a nadie, o si su posición contraria o sus dudas son tan apremiantes que quieren que directamente se prive a todos del acceso a ese derecho al que ellos personalmente no se acogerían ni recomendarían a nadie. + (PE)
(*) Andrés Albertsen es Pastor de la Iglesia Luterana Dinamarquesa en Buenos Aires.
Publicado en el Boletín D K - Dansk Kommunikation y en El Centro Cristiano de la Comunidad GLTTB.
100601
Fuente: ECUPRES
.
Iglesia Evangélica del Río de la Plata y Luterana sobre Ley de Matrimonio
En relación al tratamiento en el parlamento argentino del proyecto de ley sobre matrimonio entre personas de un mismo sexo, las Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) e Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU) dieron conocer su posición mediante una declaración conjunta, fechada el 31 de mayo de 2010 en Buenos Aires, cuyo texto se reproduce textualmente..
“Con respecto al tema de referencia y en relación a las declaraciones realizadas por agrupaciones de iglesias evangélicas a las que ni la IERP ni la IELU pertenecen, que repudiando la iniciativa legislativa en cuestión se adjudican hablar en nombre de todos los evangélicos, a fin de clarificar ante la opinión pública nuestra propia postura, señalamos:
1. Que como Iglesias herederas de la Reforma del siglo XVI el fundamento de nuestra vida y testimonio es el Evangelio de Jesucristo, es decir, el anuncio de la salvación por la sola gracia, por la sola fe, por solo Cristo (cf. Romanos 3, 22ss). De allí surge que no es lo que somos u hagamos los seres humanos lo que define nuestra situación delante de Dios, sino lo que Dios hizo en Jesucristo en favor nuestro. Por lo tanto, quienes hacen de la orientación sexual de una persona un criterio condicionante de su relación con Dios, por ejemplo excluyendo a los homosexuales – por su condición de tales – del amor y de la gracia de Dios, incurren en un grave error.
2. Que no hay obra o cualidad humana que defina de por si la pertenencia a la Iglesia, tampoco en el terreno de la orientación sexual. La iglesia debe estar abierta a toda persona que responda con fe a su bautismo y al mensaje del Evangelio de Jesucristo. Pues con la fe se establece una nueva identidad, que relativiza todas las identidades anteriores, sean étnicas, sociales, sexuales o de cualquier otro tipo (cf. Gálatas 3, 26- 28). Así pues, quien hace de la orientación sexual una condición a partir de la cual se decide o condiciona la pertenencia a la iglesia, comete un grave error.
3. Que el contrato matrimonial es una institución exclusivamente de orden civil, sujeta desde sus inicios a cambios y transformaciones a partir de la situación histórica y específica de las sociedades en que se desarrolló. Dicha institución debe permanecer abierta a las modificaciones que garanticen el mejor marco de convivencia saludable para los contrayentes que la integran, así como para los hijos que sean educados en su seno. De acuerdo con nuestra ética evangélica también la comunidad matrimonial y familiar encuentra su fundamento y guía en el triple mandamiento del amor a Dios, al prójimo y a sí mismo (cf. Mateo 22, 34-40).
4. Que reconocemos al Estado su legítima potestad de legislar con la finalidad de asegurar la igualdad de derechos y deberes de todos los ciudadanos, en vistas a afianzar una convivencia basada en la justicia y la paz. En ese sentido valoramos positivamente toda iniciativa tendiente a reparar situaciones de injusticia y discriminación sufridas por minorías en nuestra sociedad. Según nuestro punto de vista este es el caso del proyecto de ley que está en tratamiento en el parlamento argentino sobre la institución del matrimonio entre personas de un mismo sexo.
5. Que nuestro apoyo a esta medida, tendiente a reconocer sus derechos democráticos a personas hasta ahora marginalizadas, nos compromete a trabajar en la construcción de un país más justo e inclusivo. En ese sentido reconocemos que nuestro compromiso no siempre ha tenido la claridad y consecuencia que dicha tarea demanda. Ello nos obliga a revisar críticamente, a la luz de la Palabra de Dios, las formas concretas en que se desarrolla nuestra vida y misión, a fin de superar en el seno de nuestras propias comunidades aquellas posturas y actitudes que de una u otra forma contradicen el mandato que tenemos como Iglesia de Jesucristo”
Fue firmada por el Pastor Federico Schäfer Presidente de la IERP y el Pastor Alan Eldrid Presidente de la IELU. + (PE)
100601
Fuente: ECUPRES
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario