Por Narciso Isa Conde
Juan Manuel Santos, equivalente al mismo diablo, candidato del Partido Social de la Unidad Nacional (la U), continuador de Álvaro Uribe Vélez y de su régimen narco-para-terrorista, como se esperaba le ganó en segunda vuelta al candidato del Partido Verde, el payaso ilustrado en ciencias exactas y filosofía (inflado artificialmente en “prima fase” por el poder mediático), Atanas Mockus.
Ninguno de los dos -neoliberales y partidarios de la llamada “seguridad democrática” (con sus estilos, matices y énfasis diferenciados)- lograron atraer a las urnas a 25 millones de electores/as de ese país que optaron por no votar ni por uno ni por otro.
El Partido de “La U” de Uribe, que según su candidato ganador hizo uno de los “mejores” gobiernos de la historia colombiana, y que de acuerdo a su decir Uribe ha sido uno de sus mejores presidentes de ese país, exhibió una profunda debilidad al conseguir solo el 22% de los/as electores. Al Partido Verde de Mockus le fue todavía peor. Entre ambos sumaron algo más de 12 millones y medio de votos de un total de 37.5 millones de ciudadanos/as empadronados.
Entre la minoría votante, simpatizante de la extrema derecha, la derecha y el centro- derecha político que concurrió a las urnas, ganó el mas derechista, el más guerrerista de los dos.
Pero al mismo tiempo el supuesto triunfador quedó totalmente ilegitimado frente a la sociedad y ante la propia “democracia representativa” que dice encarnar. Como quedó también ilegitimado, en mayor grado todavía, quien todavía dice ser la alternativa dentro del sistema político decadente que impera en Colombia.
Ganó la abstención en repudio a los dos
Ganó realmente la abstención.
Ganaron todos lo que no creen en esa falsa democracia.
Ganó la insurgencia armada.
Ganó la oposición radical no armada.
Ganaron los movimientos sociales contestatarios.
Ganaron los pueblos originarios y los desplazados por la guerra sucia.
Solo que se trata de una victoria sin representación institucional, de un triunfo extra-institucional dentro de un proceso inconcluso. Una victoria que más allá de las inhibiciones por indiferencia o apoliticidad, expresa el desarrollo progresivo de una especie de contra-poder popular enfrentado al estado de terror y a la clase dominante-gobernante oligárquica y mafiosa de ese país.
Uribe y Santos, sus padrinos Bush y Obama, siguen en el gobierno sin haber ganado. En verdad fueron parcialmente derrotados y le esperan derrotas mayores, en un continente que ha dicho basta y ha comenzado a andar.
Derrotas mayores relacionadas con el proceso de conversión de la resistencia y el contra-poder en desarrollo en poder hegemónico, en nueva institucionalidad, en nuevo Estado y nuevo gobierno. En esas cuatro cosas mezcladas, sin rangos ni jerarquías definidas en el tiempo, impulsadas por las más variadas formas de lucha, por sus ricas combinaciones, por la infinita creatividad de un pueblo que ha sabido sobrevivir, resistir, desplegar heroísmo y crear fuerzas transformadoras en condiciones de sometimiento y crueldad realmente excepcionales y horrendas.
Fuente: Periódico Digital Puente Sur
Fuente: APIAVIRTUAL
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