por RICARDO ROA
Lo primero, luego del polémico fallo que dejó sin culpables la desaparición de Marita Verón, fue una indignación justificada . De nuevo la sospecha de la impunidad .Pero enseguida apareció el oportunismo político (ver pág. 10).
La justicia tucumana absolvió el martes a los trece acusados de integrar la cadena de trata de blancas que habría secuestrado a Marita en 2002. La fiscalía, que estuvo a cargo de la investigación, había pedido entre 12 y 25 años de prisión, según los casos. Pero los jueces no encontraron pruebas suficientes para condenar a nadie.
Todavía se ignoran los fundamentos de esa no condena . Sin embargo, al menos dos cosas están claras. Una es la red de prostitución en la que Marita habría quedado atrapada. Y la otra, que la investigación de diez años arrojó flojos resultados . Y ninguno sobre el punto clave: qué pasó y dónde está Marita .
El submundo prostibulario vive asociado a la corrupción policial. Y esa trama de encubrimientos tiene su ancla en la política.
La complicidad del poder es una sospecha inevitable . Por lo que se sabe, la fiscalía logró reunir muchos más indicios y presunciones que pruebas . Testimonios: gente que contó lo que vio o escuchó de otros. Difíciles de corroborar y hasta, a veces, contradictorios entre sí.
Esto es común en las causas penales: no se puede pretender grabaciones de un delito. Pero existen jueces a los que no hay prueba que los convenza: están entrenados para no castigar a nadie. Esta vez, los camaristas consideraron unánimemente que nada de lo que tenían alcanzaba . Demasiados cabos sueltos. Y la duda siempre beneficia al acusado. Lo ordena la ley.
¿Pudieron haber hecho otra cosa? Una, claramente: difundir los fundamentos junto con las absoluciones , para despejar la sombra de la impunidad. Tuvieron menos cintura política que Aníbal Fernández cuando equiparó a Moyano con Vandor. La secretaria del juzgado parecía pedir perdón al leer el fallo.
Y tratándose de un caso de tanta resonancia, ¿le pidieron a la fiscalía precisiones sobre las pruebas que ellos mismos veían inconsistentes? Es algo previsto en el proceso tucumano.
No se sabe si lo hicieron .
El calvario de Marita es también el de su madre . La conmovedora lucha de Susana Trimarco por encontrar su hija y saber la verdad. Una lucha que volvió visible el drama de la trata, donde la esclavitud no fue abolida. Y que logró sancionar una ley, la 26364, que lleva su nombre.
Cristina Kirchner condenó rápido a los jueces pero se olvidó olímpicamente que una reforma a esa ley, aprobada en el Senado, fue cajoneada por sus diputados y perdió estado parlamentario. Usó la causa de Marita por puro oportunismo político. Es un nuevo vejamen sobre una víctima cuyo paradero es una sucesión de horrores cubiertos de sombras y sospechas.
Fuente: el clarin
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