domingo, 10 de julio de 2011

Cambio de época o época de cambio.


El juego de palabras colocadas de forma diferente nos da la forma literaria del quiasmo. En efecto, el título con las palabras cambio y época nos permite reflexionar sobre dos conceptos o ideas distintas. Así, pues, tenemos que no es lo mismo una época de cambio que un cambio de época.

El primero nos lleva a aceptar cambios inesperados, imprevistos o intuidos o reformulados, pero siempre dentro de un mismo contexto o conjuntos o si se quiere paradigma o modelo cultural. A lo largo la historia hemos tenido, vivido y comprobado épocas de cambio en el mundo agrícola como también en el mundo industrial. Todo un mundo llevado por creencias fuesen religiosas, dogmas o por laicas, ideologías. Pero siempre con una confianza en el modelo. Confianza que nos daba seguridad, paz y tranquilidad. Es cierto que siempre unos cambios pueden llevar y, así es, a momentos depresivos, de desánimo, de inseguridad o rehacer la identidad colectiva o personal. En una palabra, todo son cambios de la época.

Pero, el segundo nos lleva a una mutación muy diferente. No es el cambio de los factores, sino una nueva fórmula, es decir,un cambio de época. La cuestión no es más seria sino más compleja. Es un cambio profundo de la estructura mental del ser humano. Unos nuevos horizontes que viviéndolos como fusión no permiten ver que no es una época de cambio sino un cambio de época. Dicho de otra forma, un cambio de época es encontrarnos frente a la emergencia de un nuevo paradigma, de un nuevo modelo cultura, de una nueva sociedad. Un paso más en la evolución de la especie humana. Otro nivel de consciencia. Podríamos decir una consciencia universal más que global. Movimientos que cuestionan los principios o las creencias que se han vivido hasta ahora. No es, por lo tanto, un sencillo cambio de momento, sino un auténtico cambio de época

No es preciso recordar lo que sabemos de diversos lugares los acontecimientos sucedidos en los últimos meses. Movimientos de verdadera rebelión a lo largo de todo el norte de África. Movimientos que se han querido reprimir y no se ha conseguido en algunos sitios; en otros las matanzas han sido más duras. Todo el norte África ha padecido un cambio de época a pesar de la resistencia de las respectivas dictaduras clásicas. No todo, también es cierto, lo ha conseguido como es en otros lugares también del norte de África. La autoridad dictatorial, sea del color que sea, y, a veces, con apariencia democrática no permite expresar el pensamiento ni criterio personales. No permite ser cuestionada. Es más, no toda manifestación se rompe con la fuerza física. Sabemos que hay otros medios más sofisticados, que la prensa no puede expresar por estar condicionada o a la ideología o a la supervivencia económica.

Y continuando con manifestaciones es preciso pensar en las de nuestra casa o comarcas como las de otros estados o naciones. Es preciso un esfuerzo de pensamiento reflexivo y libre ante argumentos que una persona puede quedar totalmente bloqueada. Es preciso una lucha interior para ser fuertes antes los embates primarios que ignoran el gran don humano de la palabra dialógica. La prensa se hace eco de eso (Escribo el día 23 de junio). Cómo profundizar las razones de los que propugnan que estos movimientos llevan una semilla que emergerá, nacerá, florecerá y será fructífera.

¿Ojos optimistas? ¿Ojos de ingenuidad? También la historia es historia. ¿No ha sido así en algunos lugares? Pero la ilusión, la utopía también debe llevar a ser realistas. Ni pesimistas ni optimistas. Realistas con la esperanza del futuro. Cuántas personas han caído i caerán. Muchas películas y libros históricos que nos hablan del pasado son lecciones de plena actualidad. Pero son una condensación del tiempo vivido en pocas líneas o en pocos cuadritos.

Pero a nosotros, los que estamos pasivamente o activamente, contemplando o ser sujetos, el tiempo no lo podemos saltar. Es preciso vivirlo segundo a segundo, minuto a minuto, día a día… con confianza, con la esperanza real que nuestra tarea es un grano de arena que forma la duna de un desierto o una gota de agua que llena el vaso o un respiro que mantiene la vida. Sólo así las próximas generaciones podrán gozar de aquello que nosotros a diferentes niveles hemos conseguido.

Y así queda cuestionado el concepto de Estado del bien-estar para pasar (y tenemos una buena distinción de verbos en la lengua castellana) al Estado del bien-ser que es más profundo. Este cambio de época, que se nota en la policrisis que sufrimos, puede hacer y hace emerger una nueva consciencia más amplia, más comunitaria, más global, más universal, integrando todos los valores anteriores. Aprender a diferenciar el grano de la cizaña. La palabra es secundaria pero la idea es viva. El cambio de época se empieza a entreverse en el interior, con una nueva mirada de si mismo. Otra dimensión no sólo para una élite sino también para toda persona que busque la profundidad de su bien-ser.

El cambio de época, el paradigma, el modelo, el inicio de un nuevo tiempo, la transformación, la conversión, la madurez, la autotranscendencia empieza sólo y exclusivamente con uno mismo intercomunicador o en red o interrelacionado con los otros. Esperar que todo esto caiga del cielo, que sean los otros o el vecino que lo empiece es una visión ilusoria, mágica y mítica. El cerebro humano da mucho más de si como van indicándonos las neurociencias.

Y acabado el artículo llega a mis manos el libro de Sthéphane Hessel (1917): ¡Comprometeos!, traducido del francés:Engagez-vous! Conversaciones con Gilles Vanderpooten (1985), joven periodista, comprometido en el nuevo paradigma. Un diálogo intergeneracional.

Y recordando que TODA VISIÓN GENERAL PRECISA UNA ACCIÓN LOCAL.

Fuente: ATRIO

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