Alberto Ampuero
Obama quiere que el Congreso aumente el límite de 14.3 billones de dólares de endeudamiento para que la administración siga pagando, pero los republicanos han exigido recortes drásticos del gasto sin aumento de impuestos para frenar el déficit.
Obama y los demócratas han accedido a hacer recortes en programas sociales, pero exigen que los más ricos “paguen lo que les corresponda”.
En otras palabras, comparten un objetivo estratégico (desmantelar los programas de la red de seguridad social) pero tienen diferentes tácticas para lograr esa meta.
Hay varios planes sobre la mesa, todos suponen concesiones de parte de los legisladores de ambos partidos y del propio presidente Obama, pero ninguno tiene la garantía de ser aprobado
La verdad es que a los dirigentes republicanos les da exactamente igual el grado de endeudamiento. Por el contrario, están utilizando la amenaza de una crisis de la deuda para imponer un programa ideológico.
El sector ultraconservador Tea Party, cuyos nuevos miembros de la Cámara fueron elegidos bajo el lema de poner orden en el gobierno y de evitar nuevos impuestos, han ejercido una enorme influencia en las negociaciones.
Para los halcones del déficit, el principal enemigo de la economía es el gasto público descontrolado (como si la crisis hubiera sido provocada por el dispendio fiscal).De modo que usan el límite de la deuda para obtener concesiones políticas mediante amenazas.
Históricamente el límite de la deuda se ha considerado un detalle sin importancia. Siempre que el Gobierno ha pedido al Congreso que eleve el límite de la deuda, este ha accedido. Desde 1960, el Congreso ha permitido en 78 ocasiones subir permanentemente el tope de la deuda; 49 veces con presidentes republicanos y 29 veces con presidentes demócratas.
A un año de que se celebren elecciones presidenciales en Estados Unidos, la elevación del límite del endeudamiento ha dejado de ser un trámite parlamentario para convertirse en un arma política.
De hecho, es difícil evitar la sospecha de que los dirigentes republicanos en realidad quieren que la economía vaya malEl gobierno estima que el límite de la deuda, ubicado actualmente en 14.3 billones de dólares y que se alcanzaría el 2 de agosto, debe aumentarse en 2,4 billones para que pueda cumplir con los compromisos hasta noviembre de 2012, después de las elecciones presidenciales.
El no elevar el límite de la deuda obligaría al Gobierno a hacer recortes del gasto drásticos e inmediatos, y recortar drásticamente el gasto en un momento en el que la economía está profundamente deprimida destruiría cientos de miles de puestos de trabajo.
Así que lo que realmente se está produciendo es una extorsión pura y dura.Por qué lo hacen?Creen que llevan la delantera. Porque la opinión pública culpará al presidente de la crisis económica que ellos amenazan con provocar.La derecha en Estados Unidos ha logrado ya entronizar como verdad absoluta la idea falaz de que la mayoría de la población quiere “meter en cintura” los gastos excesivos de un gobierno dispendioso. En lugar de enfrentar esa narrativa torcida, Obama ha preferido doblarse y tratar de conciliar. Éste será uno de sus errores más graves
Un sondeo de Reuters/Ipsos encontró que los estadounidenses están abrumadormente preocupados sobre la crisis de deuda y una mayoría -56 por ciento- apoya una mezcla de alzas impositivas y recortes de gastos que Obama ha defendido y los republicanos han desechado
No obstante la falta de acuerdos para acercar posiciones, Obama confió en lograr un acuerdo antes de la fecha límite.
“Estamos empujando esto hasta el último minuto,pero al final creemos que el Congreso actuará adecuadamente”, afirmó.Así también lo sintió el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, al señalar que Estados Unidos “no puede entrar en cesación de pagos”
No nos engañemos. La “crisis” del techo de la deuda es utilizada como farsa por los responsables políticos de la Casa Blanca y el Congreso a fin de recuperar de la gente trabajadora los billones de dólares que dieron (y siguen dando) a los titanes de Wall Street, a los beneficiarios de la guerra y del militarismo, y a los super ricos (en forma de inmensas ventajas fiscales).
También tiene el propósito de asustar a la gente ante una “inminente crisis de la deuda” para ocultar sus verdaderas intenciones. Como había demostrado Naomi Klein en La doctrina del shock, las elites financieras aprovechan los estados de conmoción creados por crisis económicas para suprimir las conquistas de los trabajadores.Alberto Ampuero es periodista de Riverside, California.
Fuente: Apia Virtual
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