lunes, 24 de enero de 2011

Las hogueras de Malargüe.



Las hogueras de Malargüe es el título que ha utilizado el pastor Lisandro Orlov al enviar material sobre lo acontecido en esa ciudad. PE lo ha adoptado para esta nota donde se resume lo ocurrido con la participación dictatorial de un sacerdote, algunos comentarios al respecto y tres notas sobre el particular.

En Malargüe, sudoeste de la provincia de Mendoza, unas 8.500 personas participaban entusiastamente de la Fiesta Nacional del Chivo cuando el cura local, conocido como Padre Pato, se subió al escenario e interrumpió la actuación del Coral Lutherieces porque, según él, no podía permitir que se siguiera cantando una canción que le faltaba el respeto a la Iglesia Católica.

La canción era “Educación sexual moderna”, cuya autoría corresponde al famoso conjunto Les Luthiers, donde se ironizaba sobre el celibato. Mientras que los participantes se quedaban anonadados por lo que ocurría, los jóvenes del grupo coral cambiaron el reportorio y siguieron con una cueca. El día siguiente, en una entrevista radial, el cura afirmó que “la violación de la fe es diez mil veces peor que la violación de una hija”

El periodista Gustavo Yañez, en la publicación electrónica MDZ, registra que Marcelo Hernández, líder de Coral Lutherieces, comentó que “fue inédito, nos quedamos helados porque nunca nos ha sucedido algo así. El cura subió al escenario y nos dijo ‘acá somos todos católicos y no voy a permitir que ensucien mi castidad. Les voy a pedir a los muchachos que canten otra canción’. Entonces, muy sorprendido aún, miré a todos mis compañeros y les dije que hiciéramos una cuequita”.

Yañez cita que “el Padre Pato, al igual que el cura Ramiro Sáenz, ya tomaron trascendencia cuando evitaron la llegada a Malargüe de Víctor Heredia con su “Taki Ongoy” y se pusieron en contra de la actuación de Bersuit Vergarabat por considerarlos pornográficos. En su despacho PreNot 9319 del 110121 PE comenta la poca importancia que le dio el Obispado de San Rafael, de donde depende Malargüe. Ausente el obispo para el vocero episcopal José Antonio Alvarez, el asunto “no tiene verdadera trascendencia”. Sostuvo que Gómez “reaccionó ante un insulto y es humano que una persona reaccione. Yo quisiera saber qué hubiera pasado si se insultaba a los homosexuales, los judíos o bien a los islámicos, el padre defendió sus creencias” + (PE)

La censura es una violación del pluralismo

Por Pastor Lisandro Orlov.

Iglesia Evangélica Luterana Unida.

Como religioso, pastor de la Iglesia Evangélica Luterana Unida en Argentina y Uruguay, miembro de distintos organismos de iglesias tanto confesionales como ecuménicas e interreligiosas, me ha llamado la atención los silencios y los intentos de minimizar y aún disculpar la actitud del sacerdote católico romano Jorge Gómez. Es por ello que quiero compartir con ustedes estos temores e inquietudes. No quiero ser cómplice con mi silencio de una situación que considero sumamente grave, tanto en sus aspectos humanos, teológicos y pastorales.

Varias veces he visto el video que mostraba la interrupción de la presentación del grupo musical Coral Lutherieces, y me pareció la irrupción del patrón de la estancia. Aquel que se siente dueño de vida y propiedades. Las y los ciudadanos de Malargúe son adultos que no tienen necesidad de un tutor. Este comportamiento lo considero un insulto a la condición de ciudadanos y ciudadanos de los espectadores y participantes del espectáculo.

Si el grupo Coral hubiera cometido la más grave afrenta aún tenemos en Argentina el Código Penal o el Código Civil como para solicitar reparación por daños de cualquier tipo. Este testimonio es una propuesta de hacer justicia por mano propia y me parece totalmente inaceptable.

Como religioso y ejerciendo un ministerio pastoral no considero tener ningún tipo de impunidad frente a posibles o reales ofensas o insultos. No tengo una coronita que me haga diferente o en un nivel jerárquico superior a todos los ciudadanos y ciudadanas de mis país. Las leyes me garantizan el respeto de mi dignidad y confío en la justicia como mi única defensora. No quiero impunidad ni deseo una ley que proclame el desacato que proteja los criterios, voluntad y gustos estéticos o humanos. No quiero privilegios porque no me siento dueño de la verdad ni patrón del gusto o tutor del acceso a fuentes de información, diversión o entretenimiento de los demás. Somos todos y todas ciudadanos. No somos súbditos

En un mundo donde los medios de comunicación funcionan a la perfección y cuando podemos en todo momento consultar nuestro correos electrónicos y acceder a fuentes de información de todo el mundo, el argumento del Obispo de San Rafael (Mendoza), Monseñor Eduardo Taussig, me parece totalmente inaceptable. Tampoco son admisibles las explicaciones del vocero de ese Obispado, Señor José Antonio Álvarez al decir que el asunto no tiene verdadera trascendencia.

Tenemos memoria de las veces que las violaciones a las libertades que fueron consideradas intrascendentes dieron comienzo a etapas lamentables de la historia contemporánea, tanto mundial como regional. Las personas de orientación homosexual, la comunidad judía o islámica y la iglesia a la que pertenezco nunca hemos propuestos censuras alguna, hemos apoyada el pluralismo cultural y religioso de nuestro país. La experiencia amarga de haber guardado silencios en otras oportunidades nos han enseñada que este no es un hecho sin trascendencia.

Actos y explicaciones como las realizadas por el Padre Jorge Gómez miembro del Obispado de San Rafael ha sino en muchos casos la chispa que encendieron hogueras de intolerancia, persecución y muerte.

Personalmente no puedo disculpar ni minimizar un acto de tal desconocimiento de mis propios derechos. Me siento herido y vulnerado en mi persona, en mi libertad y en mi condición de ciudadano, aún no estando físicamente presente en ese festival y sin ser testigo directo. Es por ello que me siento compelido a compartir esta preocupación como para que en el futuro no tengamos argumentos como para justificar nuestros propios silencios que nos hacen cómplices del silencio que se quiere imponer a la libertad, al pluralismo social y religioso, en definitiva, a nuestra condición de ciudadanos y adultos.+ (PE)

Violar la fe.

Por Eduardo de la Serna.

Sacerdote de la Iglesia Católica Romana.

Tuve ocasión en internet de ver el momento en que el "padre Pato", criollo en su vestimenta, poncho al hombro, interrumpe al Coral Lutheriense; y tuve ocasión de escuchar y leer sus posteriores declaraciones.

Es verdad que todo esto "no afecta la vida de los pobres", como dijo algún cura amigo; pero no podemos ignorar que el tema esconde aristas muy sensibles y graves.

Dejo de lado la trascendencia del tema en diferentes medios, y el ocultamiento en otros más propios de algún oligopolio mediático, y sus circunstanciales aliados políticos, provinciales y nacionales de lo que se han ocupado correctamente sectores de DDHH de San Rafael.

Dejo de lado también, la pena que me da la falta de sentido del humor del personaje en cuestión. He escuchado decenas de chistes sobre judíos contados por amigos judíos, y no podría recordar la cantidad de chistes de curas que se cuentan en ambientes clericales.

Me quisiera detener en dos aspectos que fueron juntos en la perversa afirmación "violar la fe es 10.000 veces peor que violar a una hija".

En momentos en que el mundo está conmovido por los escandalosos casos de pederastia en el clero -cosa no siempre acompañada en nuestro país donde "el gran pederasta" sigue suelto- resulta una bofetada arrojada al aire y al público. Podría haber dicho "peor que violar las leyes", o hasta "peor que violar la constitución", ¡pero no! dijo "10.000 veces peor que ¡violar una hija!"

Es sabido que la enorme mayoría de los casos de violencia familiar contra mujeres y niños/as ocurren en el seno de la familia, pero eso no exime al clero. El padre "Pato" parece haberse burlado, o -peor aún- menospreciado a las víctimas de abusos por parte del clero. Y eso es escándalo y es violencia.

Pero por otro lado, el sketch en cuestión se reía del celibato, no de la fe. El celibato no es cuestión de fe; es una disciplina eclesiástica que bien podría anularse (¡y sería bueno que el tema pudiera debatirse en el seno de la Iglesia!) y si se anulara, la fe no se vería afectada en lo más mínimo.

Es posible que el cura en cuestión sea un perfecto ignorante, y la lectura no figure entre sus hábitos, pero lo que sí parece figurar entre sus pasiones es el autoritarismo: autoritarismo que se cree con derecho de interrumpir un espectáculo público, autoritarismo que se cree con derecho de burlarse de las víctimas de la pederastia, y autoritarismo que cree que la Iglesia debe decir a la sociedad qué debe ver, escuchar, pensar, y hasta sentir.

Y eso sí es cuestión de fe. Y en eso, el "padre Pato" ha sabido violar la fe. Porque un tal Jesús de Nazaret, que sabía de estas cosas, dejó bastante claro cómo entendió la autoridad, donde ni siquiera Dios se impone. Claro que para saber esto, el padre Pato debería haber leído el Evangelio.+ (PE)

Carta de Carlos Benedetto, periodista de Malargüe,

A Monseñor Eduardo María Taussig, Obispo de San Rafael.

Estimado Monseñor:

Antes que nada mis disculpas por no haber podido aún cumplir mi palabra de encontrarnos en esa ciudad. Me fue imposible, pero sigo teniéndolo en agenda, ahora más que nunca porque en nuestra revista estamos investigando temas que nos importan a todos.

En nuestra charla al despedir a nuestro común amigo el Comandante Rodríguez de GN, quizás usted se mostró sorprendido al confesarle yo mi condición de creyente sui generis, no por causa de haber perdido la fe, sino por causa de algunos hombres que predican a un Dios que no entienden, o lo entienden al revés.

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…hay gran preocupación en Malargüe por el regreso de actitudes que se creían superadas, y que tienen que ver con la irrupción en el escenario de la Fiesta del Chivo de un sacerdote que se sintió ofendido por un número artístico. El sacerdote interrumpió el número, criticó a los artistas y ordenó, de manera autoritaria, que interpretaran otro tema, cosa que obedientemente (un error a mi criterio) los artistas hicieron ... lo que no impidió que luego las autoridades políticas desalojaran del escenario a los artistas, no al transgresor que se salió con la suya.

Lo que hizo el sacerdote es delito, en tanto violó el derecho constitucional de otros (artículo 14) de expresar libremente las ideas. Es equivalente a que un ateo irrumpa en una misa dominical quitándole al sacerdote el micrófono para decir "es mentira, la religión es el opio de los pueblos".

Tenemos derecho de decir lo que pensamos y de defender nuestras creencias, pero no tenemos derecho a conculcar las creencias y pensamientos de los demás.

Creo que este sacerdote, una vez más, no entendió esa premisa.

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Si estamos seguros de nuestras creencias y convicciones, nada deberían preocuparnos las bromas……. En el espectáculo prohibido la semana pasada no se hacía más que ironizar sanamente sobre la lucha interior que vive todo hombre que ha elegido la castidad, y hacerlo con humor. De esa lucha interior hay sacerdotes que eligieron convertirse en pederastas... porque perdieron la guerra contra la naturaleza. Estos artistas decidieron en cambio reírse de esa lucha, quizás para minimizarla, para atenuar el sufrimiento que provoca pensar en eso, vaya a saberse qué. Simplemente poniendo una pizca de humor sobre el sufrimiento interior que provoca tal lucha. Sólo eso. Nadie, absolutamente nadie, pierde su fe por eso. Ningún judío pierde su fe si digo de él que es "desprepuciado" en lugar de "desprejuiciado". Ningún cristiano va a perderla si hacemos chistes sobre la castidad...

La reacción de los funcionarios políticos locales fue excesivamente permisiva, porque debieron haber velado por los derechos del público a presenciar un espectáculo por el que habían pagado, como lo hicieron con el mismo sacerdote, que había sido también contratado para hacerlo, y nadie lo interrumpió.

Considero de una ingenuidad sospechosa que se diga que "no hubo censura porque no cortaron la luz". La censura ha adquirido, a lo largo de los siglos, formas muy sutiles, que van desde la violencia física hasta la corredera de rumores contra una persona para aislarla de su entorno social. Había formas de censura muy crueles antes de que se inventara la electricidad.

Lo que hizo el sacerdote en cuestión fue censura y por lo tanto fue delito. Y los funcionarios políticos incurrieron también en delito al no garantizar el derecho a la libre expresión de las ideas y encubrir una violación a los derechos humanos que parecía un juego pero terminó siendo una falta de respeto.

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Creo que deberíamos avanzar hacia un verdadero ecumenismo, y es por eso que lo invito a pronunciarse y "llamar al orden a estos chapuceros", como diría Joan Manuel Serrat. Creo que distendería mucho el ambiente, ya que ahora la gente se pelea nuevamente en torno a "si el cura estuvo bien o mal", y me parece que deberíamos ser motivo de concordia, no de discordia. Le hago llegar un abrazo con sincero afecto. Carlos Benedetto.+ (PE)

Nota. La carta de Benedetto introducía otros temas no referentes al hecho central por lo que se decidió publicar lo más directo de su misiva al Obispo de San Rafael que es el que tiene jurisdicción sobre Malargüe.

PreNot 9324

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