Por Pablo Cingolani
Sydney Possuelo, el defensor de los derechos de los pueblos indígenas más reconocido del presente, ha lanzado una “carta abierta” –fechada en Brasilia, el pasado 15 de diciembre- y que está recorriendo el mundo entero, pidiendo con vehemencia que se proteja la vida de los últimos pueblos indígenas aislados de la selva amazónica.
La carta, cuyo original fue escrito en español, ya ha sido traducida al inglés, francés, portugués, italiano, catalán, e incluso al sueco.
Se espera reunir miles y miles de firmas que permitan apoyar este llamamiento urgente por el destino y los derechos humanos de los aislados que viven al interior de la Amazonía continental sudamericana, y cuya supervivencia está más amenazada que nunca por el avance de las actividades extractivas como la minería, la exploración petrolera y los agro negocios, las grandes obras de infraestructura y las políticas de desarrollo que las impulsan.
Sydney Possuelo fue considerado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como uno de los diez “Héroes del diálogo” del planeta, por sus acciones de protección de los pueblos indígenas que habitan en la Amazonía, durante más de cuatro décadas. Como “sertanista” (experto en selva y pueblos indígenas), Sydney promovió desde 1987 el hoy universalmente aceptado principio del “no contacto” que busca proteger a los pueblos indígenas aislados de los impactos negativos del desarrollo y la deforestación de los bosques.
En ese sentido, Possuelo expresa en su carta que hace cinco años, convocó al primer encuentro internacional en defensa de estos seres humanos. “Nos reunimos en Belem do Pará –afirma la misiva- y allí propuse la creación de una Alianza Internacional para su protección. Digo sin angustia pero con claridad: hemos avanzado muy poco en ese sentido. Siento que la urgencia de entonces, se volvió hoy una amenaza definitiva: los pueblos aislados y sus territorios están en riesgo como nunca antes”.
Expertos en materia ambiental de muchos países coinciden en señalar que, dada la crisis mundial energética y alimentaria, la Amazonía se ha vuelto el espacio de la Tierra más codiciado por las trasnacionales para explotar sus recursos naturales.
Possuelo denuncia en su carta que “en los últimos cinco años, he visto intereses para sacar a los aislados de sus tierras y permitir así la invasión de empresas petroleras o mineras; he visto cómo se firman decretos y otorgan concesiones para explotar recursos naturales en zonas donde habitan estos seres humanos; he visto indígenas muertos o perseguidos por defender sus derechos; he sentido que seguimos considerando a la Amazonia y a los indígenas como un obstáculo a las estrategias de desarrollo, como la que encarna la Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana”.
La referida IIRSA es un multimillonario plan que impulsan los países de Sudamérica y los bancos multilaterales para implementar mega proyectos de transporte, energía y comunicaciones para dotar a la región de la infraestructura para extraer, en dimensiones nunca antes vistas, recursos naturales, commodities para su exportación a los mercados mundiales. Para algunos, es el principio del fin de la biodiversidad amazónica, y con ella la suerte de los pueblos que dependen de ella, ya estaría echada.
Por ello, Possuelo prosigue denunciando dramáticamente que “Represas, carreteras, puentes están siendo construidos en la Amazonía, sin proponer acciones que de manera efectiva protejan los derechos de estos pueblos, y si persisten estas actitudes, el destino de los aislados ya está determinado y ellos desaparecerán”.
En la actualidad, y es sólo un ejemplo, sigue la construcción de las polémicas mega represas hidroeléctricas en el río Madeira, en el estado brasileño de Rondonia. Estos diques forman parte del llamado Plan de Aceleración del Crecimiento (el temido PAC), impulsado por el gobierno de Brasil, un engranaje más de la IIRSA citada. El 44% de la generación hidroeléctrica planeada dentro del PAC-IIRSA afecta Territorios Indígenas legalmente establecidos. Hay más de 200 proyectos de represas a construirse. En el caso del Madeira, el principal tributario del Amazonas, la generación de energía es sólo el inicio de un vasto emprendimiento que incluye la construcción de esclusas en el río para volverlo navegable y transformarlo, enlazado a una red de carreteras, en un corredor internacional, comercial y agropecuario, productor de soya y ganadero, que arrasaría con lo que poco que queda de la selva en esa área ya devastada desde finales de los 90. El complejo está afectando de manera directa a los pueblos indígenas Karitiana y Karipuna, que se están desplazando debido a la elevación del nivel de las aguas y su impacto sobre la flora y la fauna de la región.ancestralmente habitada por ellos.
En la misma dirección, Possuelo alerta sobre otro mega proyecto que está a punto de concluirse: el corredor vial entre Brasil y Perú, que unirá, por primera vez en la historia, los dos océanos del hemisferio occidental: “Si está a punto de inaugurarse ahora la primera carretera interoceánica de Sudamérica a través de la selva -afirma el sertanista-, el hecho que los pueblos indígenas aislados no sean más perseguidos o sacados de su territorio sería la mejor prueba de responsabilidad y respeto que podríamos dar. En el tramo entre Assis Brasil, en el Acre, y Puerto Maldonado, en Madre de Dios, en el Perú, una zona que colinda con Pando en Bolivia, los camiones pasarán incesante y peligrosamente muy próximos a territorios poblados por ellos. ¿Qué haremos para que esto no signifique mas amenaza a la vida y más devastación del bosque? Es nuestra oportunidad para cambiar la historia para siempre, y evitar que llegue la hora fatal, la hora 25, cuando ya no se puede hacer nada más”- enfatiza el brasileño, en referencia a los pueblos en aislamiento de los ríos Tahuamanu, Las Piedras, Los Amigos y afluentes, al norte del departamento peruano de Madre de Dios.
Possuelo nació en 1940. Fue presidente de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) del estado brasileño. Impulsó la demarcación del territorio indígena Yanomami, el más vasto del mundo, y la creación de los Frentes de Protección Etnoambientales para garantizar la existencia de los pueblos en aislamiento. Su labor también ha sido reconocida con el Premio Bartolomé de las Casas y con la Medalla de Oro de la Real Sociedad Geográfica. La revista Time lo galardonó con el título de “Héroe del planeta”. Organizaciones indígenas de Bolivia lo declararon “Amigo y Defensor de los Pueblos Indígenas de la Amazonía”. Algunos lo han bautizado como “El Quijote de la selva”.
En su “Carta Abierta”, frente a la situación planteada, hace un llamado a todos porque “no podemos quedar indiferentes ante este drama. Es tiempo de reaccionar y que los estados, los gobiernos, las empresas, los organismos internacionales, las iglesias, todos, brinden garantías de cuidado a los derechos humanos de los pueblos aislados de la Amazonia. Es un deber de conciencia y un imperativo moral...”. De manera honesta, aclara que “no pido que detengan sus planes de gobierno, reclamo sí que una parte de lo que gastan en obras de infraestructura y las inversiones en industrias extractivas la usen para preservar verdaderamente a los aislados de toda violencia. Si como los gobiernos dicen, estos planes y obras son para vivir bien y tener bienestar, que incluyan a los aislados dentro de esos beneficios. Ellos sólo quieren asegurar sus territorios. Protejamos eso. Que ellos no paguen con sus vidas o con su desarraigo, como siempre ha sido, la falta de acciones sinceras de protección a sus derechos que además están consagrados en las leyes y en los tratados internacionales”.
La carta está siendo apoyada por hombres y mujeres del mundo entero. Eduardo Galeano, escritor y periodista uruguayo, autor del ya clásico libro “Las venas abiertas de América Latina” –donde se denuncia el drama humano ocasionado por la construcción de la carretera Transamazónica en la década del 70 del siglo pasado, que prueba que seguimos repitiendo la historia como tragedia- envió su adhesión desde Montevideo. El reconocido defensor de pueblos indígenas, el inglés canadiense John Hemming, por muchos años director de la Real Sociedad Geográfica del Reino Unido, también ha apoyado la iniciativa, así como Diego Azqueta, vicepresidente de la Sociedad Geográfica de España. Periodistas como Scott Wallace, fotógrafos como “Jochi” Martínez, cineastas como Andrea Tonacci y Erling Söderström, ecologistas como Robert Goodland y Marc J. Dourojeanni, han sumado su firma a la misma. Para adherirse a los propósitos de la carta, basta enviar un correo electrónico a endefensadelospueblosaislados@yahoo.com.ar, indicando nombre y apellido, ocupación y país de origen. La carta íntegra puede leerse en la página web de la Sociedad Geográfica Española (ver), y en otros sitios de la red. Una vez reunidas las firmas, la misma será enviada a la ONU (Foro Permanente de Cuestiones Indígenas y Alto Comisionado por los Derechos Humanos), a todos los presidentes y defensorías del pueblo de los países donde aún viven pueblos aislados y/o en contacto inicial o intermitente (Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Paraguay, Colombia y Venezuela), así como a los bancos y entidades multilaterales (BM, BID, CAF y otras) que están financiando las grandes obras de infraestructura que están poniendo en riesgo la existencia de los aislados.
Possuelo termina su carta con un clamor más que urgente: “La situación es crítica y todos deberíamos unirnos. No podemos permitir que una parte de la humanidad se extinga. Los aislados tienen que vivir. Son nuestra esencia más pura, nuestro impulso más vivo. Un mundo sin ellos no valdría la pena y en el futuro no habría perdón para una tragedia tan grande que nos hacemos contra nosotros mismos y el planeta”.
No hace falta más que enviar un e mail para empezar a apoyar esta causa. ¡Los pueblos indígenas aislados de la selva deben vivir! Ese debería ser un compromiso de todos los seres humanos. - Río Abajo- Bolivia, 19 de enero de 2011 - www.ecoportal.net
Anexo:
Carta Abierta en Defensa de los Pueblos Aislados
Brasilia, 15 de diciembre de 2010
Trabajé más de cuatro décadas en la selva amazónica. Hace cinco años, convoqué al primer encuentro internacional en defensa de los pueblos indígenas aislados. Nos reunimos en Belem do Pará y allí propuse la creación de una Alianza Internacional para su protección. Digo sin angustia pero con claridad: hemos avanzado muy poco en ese sentido. Siento que la urgencia de entonces, se volvió hoy una amenaza definitiva: los pueblos aislados y sus territorios están en riesgo como nunca antes.
En los últimos cinco años, he visto intereses para sacar a los aislados de sus tierras y permitir así la invasión de empresas petroleras o mineras; he visto cómo se firman decretos y otorgan concesiones para explotar recursos naturales en zonas donde habitan estos seres humanos; he visto indígenas muertos o perseguidos por defender sus derechos; he sentido que seguimos considerando a la Amazonia y a los indígenas como un obstáculo a las estrategias de desarrollo, como la que encarna la Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana.
Represas, carreteras, puentes están siendo construidos en la Amazonía, sin proponer acciones que de manera efectiva protejan los derechos de estos pueblos, y si persisten estas actitudes, el destino de los aislados ya está determinado y ellos desaparecerán.
No podemos quedar indiferentes ante este drama. Es tiempo de reaccionar y que los estados, los gobiernos, las empresas, los organismos internacionales, las iglesias, todos, brinden garantías de cuidado a los derechos humanos de los pueblos aislados de la Amazonia. Es un deber de conciencia y un imperativo moral. No pido que detengan sus planes de gobierno, reclamo sí que una parte de lo que gastan en obras de infraestructura y las inversiones en industrias extractivas la usen para preservar verdaderamente a los aislados de toda violencia.
Si como los gobiernos dicen, estos planes y obras son para vivir bien y tener bienestar, que incluyan a los aislados dentro de esos beneficios. Ellos sólo quieren asegurar sus territorios. Protejamos eso. Que ellos no paguen con sus vidas o con su desarraigo, como siempre ha sido, la falta de acciones sinceras de protección a sus derechos que además están consagrados en las leyes y en los tratados internacionales.
Si está a punto de inaugurarse ahora la primera carretera interoceánica de Sudamérica a través de la selva, el hecho que los pueblos indígenas aislados no sean más perseguidos o sacados de su territorio sería la mejor prueba de responsabilidad y respeto que podríamos dar. En el tramo entre Assis Brasil, en el Acre, y Puerto Maldonado, en Madre de Dios, en el Perú, una zona que colinda con Pando en Bolivia, los camiones pasarán incesante y peligrosamente muy próximos a territorios poblados por ellos. ¿Qué haremos para que esto no signifique mas amenaza a la vida y más devastación del bosque? Es nuestra oportunidad para cambiar la historia para siempre, y evitar que llegue la hora fatal, la hora 25, cuando ya no se puede hacer nada más.
La situación es crítica y todos deberíamos unirnos. No podemos permitir que una parte de la humanidad se extinga. Los aislados tienen que vivir. Son nuestra esencia más pura, nuestro impulso más vivo. Un mundo sin ellos no valdría la pena y en el futuro no habría perdón para una tragedia tan grande que nos hacemos contra nosotros mismos y el planeta.
Sincera y afectuosamente,
Sydney Possuelo
Adhesiones
Muchas Gracias!
Fuente: Chacatorex
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario