martes, 3 de mayo de 2011

Meirelles contó los secretos de las tribus amazónicas.



Jose Carlos Meirelles: Secretos de las tribus amazónicas.


Las conoce bien, es uno de los pocos occidentales que han entrado en contacto directo con estos indígenas. Mientras que la mayoría de nosotros solo los hemos visto en imágenes tomadas desde el aire, él ha convivido tres años con uno de estos grupos.

¿Cuál fue su impresión cuando entró en contacto con estos grupos indígenas por primera vez?

Mi primer contacto fue con los entonces indígenas aislados Awá-Guajá, en 1973. Los Awá-Guajá estaban comprimidos entre otros grupos indígenas enemigos, y yo entraba como otro factor de presión.

El primer contacto lo hicieron ellos, estaba caminando por la zona y se presentaron cuatro de ellos, aparecen allí donde estás. Y tú no sabes cómo hablan y no sabes nada de ellos. Entonces se acercaron, me tocaron la cara y volvieron por donde vinieron.

Poco después volvieron, un centenar de ellos. Todos con arcos y flechas mirándote, es una sensación… de pánico total, pero claro, ¿qué iba a hacer?

Pero con el tiempo se dan cuenta de que no quieres hacerles daño, y te vas dando cuenta de que les es complicado entender nuestra sociedad.

¿Cómo ha cambiado la tribu desde entonces?

Desde aquella experiencia he pensado que es mejor no acercarse a ellos, es mejor darles la oportunidad de que ellos interactúen si quieren.

Treinta años después [de aquella experiencia] volví para realizar una evaluación. Volví y llore. Había cambiado la vida de estos pobladores sanos, recolectores. Les encontré delgados, sin dientes, viviendo en casas que no eran típicas suyas, ahora tenían cucarachas, la suciedad estaba en todos lados y muchos habían enfermado.

Es algo complicado, pero después de estos años hemos aprendido a interactuar con esta gente de forma sana.

¿Ha cambiado su vida después de convivir con los indígenas?

Siempre digo que los indígenas me han cambiado, no sería quien soy si no fuese por ellos. Nos tratan muy bien, cuidan de ti porque saben que no eres de allí, te enseñan muchas cosas, pero no con palabras, sino con gestos. Es una sociedad muy igualitaria.

Todos quieren ser iguales a los demás, no mejor. Si alguien es un líder es el más pobre, porque es el que da, no el que acumula. Su visión del mundo es muy distinta a la nuestra. Creo que estamos perdiendo la oportunidad de aprender con los indios. Tienen muchas cosas que enseñarnos, y debemos preservarlo solo por conservar esta diversidad.

Yo me casé y llevé allí a todos mis hijos, allí todos cuidan a todos. Es una manera fantástica de criar a los hijos, es una experiencia de la que te enamoras, te vuelves adicto.

¿Y cómo se comunicaba con ellos?

Para trabajar con ellos es importantísimo conocer su idioma. Aprender el idioma también es entender parte de la cultura. Además, con el idioma, también es posible ver con ellos sus proyectos y planes. Pero hasta que conoces la lengua todo mímica, si conociésemos la lengua desde el principio, lo primero sería advertirles de los peligros en los que van a incurrir al relacionarse contigo.

¿Qué virtud de los indígenas destacaría?

De los pueblos que conozco me gusta mucho que todos son sociedades igualitarias. Aunque luego sus viviendas, su lengua o los colores que se pintan son distintos, el factor común es el tipo de sociedad que persiguen. Esa característica de esforzarse por ser iguales es la que más me impresiona.

Y otra característica con la que me identifico es que soy muy amigo de mis amigos y muy enemigo de mis enemigos.

¿Se alejan voluntariamente de la civilización que llamamos “desarrollada”? ¿Por qué?

Si nos fijamos en la historia, vemos masacres y matanzas de indios. Algunos pueblos fueron exterminados, otros entraron en contacto y otros, en el primer intento de entrar en contacto les han recibido con disparos. Y con disparos, ¿quién se queda?

¿Qué presiones reciben los indígenas?

En 2006, en las cabeceras de los grandes ríos del Amazonas que nacen en Perú que después pasan por toda la Amazonía se construyó la autopista interoceánica. Aquellos fue una invasión y se sabía que antes o después se producirían exploraciones de madera exportadoras de caoba.

En Perú hay más de 300 empresas dedicadas a la explotación ilegal de caoba, pero las empresas legales compran esta madera y les ponen el sello verde, que de verde no tiene nada. Después viene la explotación de oro, el petróleo y la coca. Y estos grupos no son muy amigos de las comunidades aisladas.

Tenemos pruebas de que estos pueblos han emigrado a Brasil, y lo que estamos haciendo es difundir esto, sus imágenes. Pero lo estamos haciendo sin su permiso, así que a lo mejor en el futuro ellos me condenan a mí.

¿Cómo afectan estas migraciones a las tribus?

Cuando un pueblo indígena entra en el territorio de otro ya se sabe lo que ocurre. Las guerras existen entre estas comunidades por tres motivos: porque roban a las mujeres, por hechizos y brujería y por invasión de tierras.

Estos pueblos no son muy amigos entre sí, y lo que está ocurriendo es lo que paso cuando llegaron los portuguesas y los francesas a la costa brasileña. Cuando aquello ocurrió, unos indígenas se pusieron de un lado y otros del otro. Entonces se matan entre ellos, y creo que esta es la mayor perversidad de todo, porque dos pueblos se están matando porque alguien ha entrado en su territorio.

¿Se están tomando las medidas necesarias para evitar la presión sobre los indígenas de la Amazonía?

El crecimiento de la frontera económica es algo que no es nuevo, comenzó hace quinientos años. Pero ahora, en virtud de la economía brasileña, existen muchos proyectos de inversión en la Amazonía. Carreteras, centrales hidroeléctricas, mineras, petroleras… Y cuando hablo de la Amazonía hablo de la Amazonía brasileña, peruana, colombiana, ecuatoriana, etcétera.

La legislación ambiental en Brasil la considero buena e interesante, pero lo difícil es hacer que se cumpla. Mi preocupación personal es que se están produciendo muchas inversiones, y para que esas grandes obras se realicen, es importante que se cumplan las normas de compensación ambiental.

Todo esto no es algo que se pueda hacer en dos o tres años. Lo malo es que esas empresas interesadas presionan al Estado para que las licencias ambientales se gestionen rápido. El gran temor es que por el contrario de esa presión se consiga que la ley cambie.

Estas presiones es lo que tenemos que cambiar para que las cosas se hagan bien.

Entonces, ¿quién es el responsable?

El Gobierno y las empresas van más o menos juntas. Nosotros somos los culpables si dejamos que esto ocurra, porque también somos quienes queremos mesas de caoba, elementos de oro… Y ellos, los pueblos aislados seguro que no tienen ninguna culpa, ellos no necesitan nada de todo esto para vivir.

Ese equilibrio entre las necesidades del Estado y las necesidades de los pueblos indígenas es teóricamente fácil. En la Amazonía hay cabida para todo el mundo, pero los que buscan un beneficio económico quieren que todo se haga rápido, este es el problema.

Jose Carlos Dos Reis Meirelles Jr. es un indigenista brasileño. Comenzó a trabajar en este campo em 1971, cuando entró en la FUNAI. Aunque ha terminado su labor en el organismo dependiente del Gobierno brasileño, Meirelles se dedica ahora a defender los derechos de los indígenas por el mundo. Entre 1973 y 1976 convivió com los índios Awá-Guajá, por lo que sus experiencias sobre el tema son únicas. Está de visita en España gracias a Casa de América.

Fuente:Movimiento Originario, por la Vida, el Planeta y los Derechos Humanos.

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